La convivencia familiar
¡Quiero ser televisión!
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
El Papa Francisco dedicó la Audiencia General del pasado
miércoles a la convivencia familiar, en especial la que se da en torno
a la mesa doméstica.
En la vida familiar se convive desde los primeros años y es en
la mesa donde se aprende a compartir los bienes de la vida y ser
felices de poderlo hacer. El Papa afirmó que compartir: “¡Es un
virtud preciosa! Su símbolo, su “ícono”, es la familia reunida
alrededor de la mesa doméstica. Además de compartir los
alimentos, se comparten también los afectos, los cuentos, los
eventos… Cuando hay una fiesta, un cumpleaños, un aniversario,
nos reunimos alrededor de la mesa. En algunas culturas es habitual
hacerlo también por el luto, para estar cercanos a quien se
encuentra en el dolor por la pérdida de un familiar”.
2) Para pensar
Podemos recordar la oración que hacía un niño:
“Se￱or, acudo a Ti para pedirte algo que no te costará trabajo,
pues eres Dios. Creo que esto no será muy difícil. Tú que eres
bueno y proteges a todos los niños de esta tierra, quiero pedirte un
favor, sin que se enteren mis padres: Transfórmame en un televisor,
para que mis padres me cuiden como lo cuidan; para que me miren
con el mismo interés con que mi mamá mira sus telenovelas
preferidas o mi papá ve sus deportes favoritos. Incluso mi hermano
me golpea por apartarla.
Quiero sentir sobre mí la preocupación de mis padres cuando
la televisión comienza a fallar y rápidamente llaman al técnico.
Quiero hablar como los animadores, pues toda mi familia calla para
oírlos con atención, sin interrumpirlos. Deseo ver a mi madre tan
atenta frente a mí como lo hace cuando ve las ofertas o consejos de
belleza. O quisiera ver reír a mi Padre como lo logra el comediante
de moda, con chistes que no entiendo. Quiero simplemente que me
crean cuando les cuento mis historias de fantasías diciendo: ¡Es
cierto! Lo vi en la tele”.
3) Para vivir
La convivencia es un termómetro para medir la salud de las
relaciones: si en la familia hay algo que no está bien, o alguna
herida escondida, en la mesa se entiende enseguida. Una familia
que no come casi nunca juntos, o en cuya mesa no se habla pero se
ve la televisi￳n, se atiende al teléfono celular, es una familia “poco
familia”, concluyó el Papa. Por ello se ha de encontrar el modo de
superar los obstáculos que dificultan la convivencia.
El Señor Jesús enseñaba frecuentemente en la mesa, y
representaba el reino de Dios como un banquete festivo. Estando a
la mesa, Jesús escogió la comida también para entregarse a sus
discípulos: donación de su Cuerpo y de su Sangre como Alimento y
bebida de salvación, que nutren el amor verdadero y duradero.
Hemos de pasar de la “mesa doméstica a la “mesa
eucarística”. Afirma el Papa que “participando en la Eucaristía,
yendo a Misa, la familia es purificada de la tentación de cerrarse en
sí misma, fortalecida en el amor y en la fidelidad… La familia nutrida
por la Eucaristía puede vencer las cerrazones y construir puentes de
acogida y de caridad”. La Misa une a la familia, de ahí la importancia
de asistir todos y, de ser posible, juntos. Un buen propósito: Comer
e ir a Misa en familia.
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