Cuidar nuestra identidad
Del mundo, no mundanos
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
No es lo mismo, ser del mundo, que ser mundano. Sucede que
el término “mundo” tiene una significación positiva y otra negativa:
la positiva se refiere al mundo como todas las realidades humanas:
sociedad, cultura, la naturaleza transformada por el trabajo, etc. Se
trata del mundo creado por Dios en que vivimos y, por tanto,
designa algo bueno.
En cambio, el “mundo” en su significado negativo, son las
realidades que han sido deformadas por el pecado, es lo mundano.
El hombre se vuelve mundano cuando se aleja de Dios.
Así se explica que San Josemaría de Escrivá diga en Camino:
“Sed hombres y mujeres del mundo, pero no seáis hombres o
mujeres mundanos” (n. 939).
2) Para pensar
Pareciera que la historia se repite. El Papa Francisco comentó
un pasaje del libro de Los Macabeos, último de los libros históricos
de la Biblia. En él se relata cómo los israelitas, quisieron igualarse a
los pueblos vecinos, buscando su protección, olvidándose que Dios
era su Señor. De esa manera perdían su identidad, como pueblo de
Dios, por un afán de “ser como los demás”. Muchos israelitas
adoptaron malas costumbres y se alejaron de la Santa Alianza, lo
cual fue el inicio de su destrucción. Poco después, el rey extranjero
que dominaba Israel, además de despojar el templo de su riqueza,
los obligó a renegar de su fe. Muchos israelitas sacrificaron a los
ídolos y profanaron el día sagrado, cayeron en la apostasía, es decir,
renegaron de su fe.
No obstante hubo un grupo que, no temiendo la muerte,
fueron fieles a sus creencias. Y, entre ellos, el anciano Eleazar que
prefirió morir antes que ofender a Dios.
Esa tentación sigue estando presente. En un cristiano, como
su nombre lo indica, su identidad es ser “de Cristo”. Pero si quiere
hacer “lo que hacen los demás”, deja de ser lo que debe de ser,
pierde su identidad, se mundaniza. Ser mundano es hacer lo que el
“mundo” hace, no importando si va contra le ley de Dios.
3) Para vivir
El Papa Francisco ha invitado a pensar cómo es la identidad de
cada uno, ¿cristiana o mundana? ¿Me llamo cristiano por
costumbre? ¿O sigo y amo realmente a Cristo? Revisemos si no
hemos ido perdiendo identidad cristiana y coherencia de vida, pues
hemos de vivir conforme a la identidad que hemos recibido en el
bautismo, y que es lo somos realmente.
Porque, como advierte el Papa, “la mundanidad entra
lentamente, crece, se justifica y contagia: se justifica diciendo:
'hagamos como toda la gente, no seamos diferentes’; busca siempre
una justificación, y al final contagia, y muchos males vienen de ahí”.
Por ejemplo, la corrupción, tan extendida, de gente que se dice
cristiana pero cede y se mundaniza.
Por último, el Papa Francisco hizo una recomendación: “Si
tienen un poco de tiempo, tomen la Biblia, el segundo libro de los
Macabeos, capítulo sexto, y lean la historia de Eleazar. Les hará
bien, les dará valor para ser ejemplo para todos y también les dará
fuerza y apoyo para llevar adelante la identidad cristiana, sin
componendas, sin doble vida”.
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