FIN DE AÑO 2015
Ha llegado el final de otro año. Es un momento para dar gracias por las cosas que
hemos hecho bien y pedir perdón por aquellas que no hemos hecho bien y por las
que pudiendo hacer, no hicimos.
Ha pasado un año más, por lo tanto nos queda un año menos en este corto
peregrinaje en la vida. Si buscáramos la definición correcta de peregrinaje,
encontraríamos que es un viaje hacia un Santuario o lugar Sagrado con
importantes connotaciones. Nuestro peregrinar como cristianos es al encuentro con
El Señor.
Analizando bien este concepto, el único tiempo que tenemos para conquistar esa
felicidad eterna, es nuestro paso por este mundo, y no es tan largo como para
desperdiciar el tiempo y no vivirlo fielmente.
¿En cuántas ocasiones, conscientemente, no hicimos lo que debíamos hacer? Esto
es: omisión.
¿En cuántas ocasiones, intencionalmente, hicimos lo que no debíamos hacer con
obras o palabras?
Haciendo este examen de conciencia, antes de llegar a nuevas resoluciones,
debemos arrepentirnos y pedir perdón por esas omisiones, palabras y obras
contrarias a las virtudes y a las obras de misericordia.
Ese examen debe establecer como prioridad la primera Iglesia: la familia y
después nuestro servicio comunitario
¿Cuál ha sido nuestro comportamiento en el hogar con el cónyuge, los hijos y los
mayores en la familia?
¿Hemos practicado las virtudes y las obras de misericordia corporales y
espirituales?
¿He sido prudente actuando de forma justa, adecuada y moderada, justo en
compartir lo debido con los que me rodean, humilde en reconocer las propias
debilidades, paciente al afrontar y tolerar las dificultades, generoso con los que me
rodean e inquebrantable en la búsqueda del bien?
Aunque la salvación es personal, nosotros estamos en la obligación de mostrarles a
nuestra familia el camino a seguir, lo demostramos con nuestro testimonio, porque
el reto nuestro es la salvación de nuestra alma, el reto nuestro es presentarnos
ante Dios con una hoja limpia, no en blanco, sino repleta de las acciones que
sean agradables a Dios y poderle presentar nuestra familia junto a nosotros, esa
familia que El Señor puso la responsabilidad en nosotros de cuidarla y conducirla a
su presencia.
Nuestro compromiso anual no es dejar de fumar o bajar cinco libras de peso.
Nuestro compromiso anual es cumplir un Plan de Vida virtuoso y sacramental donde
abunde la oración y el amor a Dios.
Feliz Año Nuevo.
Diego Quirós, Sr.