El especial encanto de Covarrubias
Padre Pedrojosé Ynaraja
Saliendo de la Soria pura en una y otra orilla del padre Duero, hacia la mar… y
antes de llegar a Burgos, la de la torre calada… que decía un poema, refiriéndose a
Castilla, pasando por una comarca perfumada de resina de pinos selectos, de los
mejores de España, se detiene uno en el monasterio de Silos, del que ya escribí un
día. Vuelvo a recomendar al viajero que dedique un rato, muy poco, a atravesar La
Yecla y se empape del misterio natural, del geológico y del de los enigmáticos
buitres, que planean en las alturas.
A algo así como doce kilómetros de donde hablaba, se encuentra uno con la
población que titula el presente reportaje. Yo no sé si ha sido pura casualidad o es
realidad cotidiana, pero en Covarrubias no me he cruzado las varias veces que he
estado, con los típicos turistas que bulliciosos y armados de sus “móviles”,
“telefoninos” o “celulares” Que cada uno les llame como quiera, sacan algunas fotos
del lugar y muchísimas de sí mismos, los banales selfies. No he tenido tampoco la
sensación de visitar una localidad fósil, pero si silenciosa, bella, sin presumir de su
encanto. Desearía prescindir del texto y ofrecer únicamente las fotografías, pero al
director no le gustaría mi proceder, estoy seguro. Advierto, pues, que lo que
escribiré será algo así como el comentario a pie de foto, aunque lo redacte seguido.
HECHAS DE ADOBE
Leo después de mi última visita, que las casas que se levantan en su centro, las
encantadoras mansiones, se edificaron y perduran hechas de adobes. Y resisten.
Por si lo desconocen algunos lectores, diré que se trata de ladrillos secados al sol,
sin cocer al fuego, pegados para levantar el muro y entre sí, con simple barro. Mi
abuela paterna me explicaba que su familia se dedicaba a este menester. Un tío
mío, también de tierras castellanas, me elogiaba esta manera de construir, por su
resistencia y sus cualidades aislantes. En invierno el interior de la vivienda estaba
templado, en verano fresco. El grosor, evidentemente, debe ser dilatado. Lo
corriente era cubrir la superficie con cal que, además de embellecerla, impedía un
poco el desgaste producido por la inclemencia. Generalmente, las uno ve hoy, están
revestidas con una capa de cemento y los travesaños que cruzan las paredes, le
dan firmeza. Cuando faltan estos revestimientos, se desmoronan lentamente. Se
trata, generalmente, de tapias que cercaban antiguos huertos.
LA IGLESIA
La iglesia fue, en sus tiempos colegiata, hoy es parroquia. Me acerque con mucha
ilusión y cierto temor al edificio que estaba, ¡cómo no! en obras. La prevención que
decía, es la que tengo ahora siempre que me aproximo a un edificio religioso.
Siento desazón pensando que cobrarán entrada, cosa que abomino y, dicho sea de
paso, no es del agrado de nuestro querido Papa Francisco. Ahora bien, ya se sabe,
el Vaticano está muy lejos y hay que conservar las piedras, pese a que se
desaproveche las ocasiones de entusiasmar a personas, evangelizar, suscitar
vocaciones y que generaciones posteriores conserven la Fe viva.
Un hombre merodeaba cerca de la entrada y nada nos dijo. Entró siguiéndonos.
Imaginé que podía tratarse del párroco y acerté. Me presenté. Un típico castellano
viejo, de esos de antología y de los que quedan pocos. Amable, servicial, algo, muy
poco, burlón una pizca, solo una miaja, que diría aquel. Serio como toca.
EL MILENARIO DE CASTILLA
A la belleza del entorno al que ya me he referido, hay que añadirle la calidad del
interior de la iglesia parroquial. En Covarrubias está enterrado el Conde Fernán
González y su esposa. Esta última en un sarcófago seguramente pagano o tal vez
paleocristiano. Vivía en Burgos cuando se celebró el milenario de Castilla. Recuerdo
el adoctrinamiento, tan propio de aquellos tiempos, que nos dieron en la escuela.
Leo ahora ensayos sobre aquellas fiestas. Comprendo bien ahora lo que se dice,
que el hombre es capaz de modificar la historia.
Decía un día lo aburrido que es leer tesis doctorales. Pero sus dictámenes,
generalmente, son macizos, apodícticos. El ensayista se permite atrevimiento,
buscando originalidad o segundas intenciones, sin atenerse a narrar hechos
seguros. Lo decía porque el conde que se liberó del reino de León, logrando la
independencia a Castilla y convirtiendo a la ciudad de Burgos en la “caput
Castellae”, es un buen objeto para astutas manipulaciones a las que me refería y
que compruebo. Piensa uno en esto y en otras muchas cosas, cuando se aleja de
estos insignes sepulcros que coronan la nave central y los de otros próceres.
En el interior de la nave se conserva el que dicen es el más antiguo órgano. No es
que se distinga por su inmejorable sonoridad. Su calidad consiste en que permite
escuchar antiguas melodías tal, como las oían los contemporáneos de los
compositores las oyeron. La gran originalidad, inesperada, es el sepulcro de la
princesita noruega, situado en el claustro. Vino del norte a casarse con el infante
don Felipe, abad de Covarrubias y murió en Sevilla, al cabo de un tiempo, añorando
sus tierras. Las fotografías se expresan y expresan el cariño que todavía suscita su
memoria. En una plaza del pueblo una estatua también la recuerda.
EL MUSEO
El contenido de su museo es su mayor joya estética. Destaca entre todos el tríptico
de la adoración de los Magos, preciosa talla de finales del siglo XV o comienzos del
XVI, de autor desconocido. De extraordinaria belleza y expresividad, que
ensombrece las obras de Berruguete, Van Eyck y otras más, amén de orfebrería del
célebre maestro Calahorra.
Pura anécdota si se quiere, pero no quiero olvidarla. En Covarrubias todavía existe
una familia de artesanos que hacen por encargo pellejos, u odres, como quiera
llamarse a estos recipientes de piel que ya Abraham usaba y que fueron de uso
corriente entre nosotros, hasta hace unos cincuenta años. Inmejorable recuerdo el
que queda después de la visita a Covarrubias. Inmejorable recuerdo de testimonio
cristiano de su párroco. Y, evidentemente, en la antigua colegiata, se guarda la
Eucaristía, la alhaja más valiosa. Que es la antigua colegiata, no se olvide, una
iglesia cristiana.