La emoción de Castilla
Padre Pedrojosé Ynaraja
Mis últimos relatos brotan de la Castilla que viví. La fotografía de la
pequeña estación donde nací, quinto hijo, primer varón, de un matrimonio
que había experimentado la muerte de dos niñas anteriormente. Desde allí,
me contaban, vieron pasar el tren que llevaba al exilio a la familia real y
otros acontecimientos que marcaron la historia de España. No lejos está el
pueblo de mis ancestros. Uno, sacerdote, regaló por allá el año 1640 un
cuadro que todavía conserva la iglesia parroquial. Otro hizo la cerradura de
la misma y el tal cerrajero tuvo a bien firmar su trabajo. En su término se
alza la ermita de Sieteiglesias. Me contaron, no hace de esto demasiados
años, que enfermé un día siendo bebé y mis padres me pusieron en el altar
de la imagen de la Virgen y me curé aquel mismo día.
AURORA BOREAL
Otra foto es de la estación de Burgos. Allí llegamos antes de finalizar la
guerra civil, allí mi padre me enseñó a leer, allí empecé a ir al colegio.
Desde allí vi un día asombrado una aurora boreal. (había dudado de si las
imágenes guardadas en mi memoria eran recuerdo o puro sueño, pero leo
que el 25 de enero de 1938 ocurrió un tal prodigio, visto desde toda España
y añaden descripciones de tal fenómeno, que coinciden con lo que
conservaba en mi interior). También presencié la llegada del mariscal Petain
desde la ventana, los festejos del milenario de Castilla al que me refería el
día que escribí refiriéndome a Covarrubias, y el primer viaje experimental
del tren Talgo, que hoy extiende su tecnología hasta lejanos continentes. En
lo que entonces eran jardines jugaba con los hijos de otros jefes, me inicié
en la amistad. A no mucha distancia nació un incipiente enamoramiento,
puro ensueño y rivalidad ingenua con otra pandilla de la misma edad
Evidentemente, de corta duración, pero ejercicio de amor libremente vivido
y que abrió horizontes espirituales a mí vida. Allí se fraguaron algunas
aficiones, que se han convertido más tarde en muchas, demasiadas, en
verdad.
LAS RAÍCES DEL PATRIOTISMO
Cuento estas cosas no por exhibicionismo, sino con el afán de preguntarme
y preguntar a los lectores, en donde residen las raíces del patriotismo, rara
palabra actualmente olvidada. Hoy se habla de culturas, naciones,
nacionalidades, autonomías, federalismos, estados, uniones políticas
militares o económicas… son términos que utilizamos con frecuencia. Hay
que aceptarlo, nos guste o no.
Que el hombre es un ser social es indudable. Que tienda a la comunicación,
siendo del todo imposible conseguirla, es evidente. Se identifica la criatura
con sus padres a los que ama por intuición, más tarde va descubriendo
otras personas, otros conjuntos sociales, sumergiéndose en una cultura que
cree propia y, poco a poco, se sienta solidario con su entorno. Es un hecho
indudable. Nace así la solidaridad, cierto sentido de pueblo, consecuencia de
que se cree respaldado y obligado respecto a su entorno. Van naciendo las
unidades sociales, con más o menos fundamento y exigencia. No volveré a
reflexionar sobre las claves antropológicas que, no se olvide, su significado
crece lentamente, pero sin detenerse.
JUANA DE ARCO
Pienso ahora en mi querida y admirada Juana de Arco. Hija de un pueblecito
que he visitado en más de una ocasión, también el lugar de su triunfo,
Reims, y el de su martirio, Rouen. Pastora como tantos fueron los de la
tierra que me vio nacer. Cristiana como yo. ¿Me identifico con ella? Con su
Fe y su pretensión de valentía sí, con su sentido exigente del deber
también. Con su quehacer político y militar, no. Luchó y murió defendiendo
que el territorio francés Dios lo quería para los franceses. Que los
normandos, o ingleses, se marcharan y ocupasen su tierra, que era la suya.
Hoy los políticos que gobiernan el hexágono galo, no desean de ninguna
manera que el Reino Unido se separe de la Unión Europea y se reúnen y
pretenden modificar normas, para que continúen los estrechos lazos
políticos y mercantiles que están en vigor. Amén de los turísticos, que
también interesan sin duda.
Cuando uno escucha a veces razones de gobierno, independentistas o
anexionistas, piensa que los que las proclaman no son conscientes que hace
siglos que las razones en las que se sentía implicada mi tan querida
“Doncella de Orleans”, ya no existen. No se pueden proclamar ni querer que
una entidad política se implique. A parte de que la coherencia y rectitud de
los “Padres de Europa”, Adenauer, Monnet, Shuman y de Gasperi, brilla,
generalmente, por su ausencia hoy.
EN MIS ENTRAÑAS
La Castilla de la que hablaba al inicio, es la que se ha metido en mis
entrañas y a la que no quiero renunciar, pese a que resida a 600km de ella.
Probé un día muy lejano, vino del pueblo que me vio nacer, el mejor blanco
de España, dicho sea de paso, en una bodega. Una de las tantas que
agujerearon el suelo de tal pueblo y de muchos otros. Los nietos de aquel
propietario, elaboran ahora sus caldos en cilindros de acero cuya
temperatura y otros parámetros, se controlan técnicamente, sin tener que
hundir toneles de roble bajo tierra. Me pueden invitar cuando visito la
empresa, pero ya no saldrá el vino de una barrica, descorcharán una botella
etiquetada, de perfil y transparencia muy calculados. Hasta el tapón ya ha
cambiado. El cliente de la entidad ya no será el vecindario, ni el viajero, de
no ser así, se arruinarían. Hoy precisan acudir a Alimentaria, la feria
internacional barcelonesa, que les facilitarán la exportación a lejanas tierras
y continentes. Todo lo bueno que ancló en mi interior procuro conservarlo
vivo, pero sé que si en vez de escoger el sacerdocio, me hubiera casado,
hoy, para mis posibles nietos, todo ello sería pura antigüedad sin valor
alguno.
POZALDEZ
De Pozaldez conservo un Nuevo Testamento dedicado a mi padre por el
párroco, cuando se trasladó a Zaragoza la familia. En la dedicatoria que
puso, a él le llama el buen sacerdote: amigo. Amistad y Palabra de Dios han
marcado mis ideales toda mi vida. Me detengo un momento en la primera.
Cerca de la estación vivía una familia de la que se hicieron estrechamente
amigos los míos. Deseaban que esta amistad continuase y decidieron que
cada matrimonio sería padrino del hijo que esperaba el otro. Fui bautizado y
Don Félix y Doña Elena lo fueron, se sintieron responsables, de alguna
manera, de mi educación cristiana, doy fe de ello agradecido. Nació Mª
Teresa y mis padres fueron padrinos de bautismo y hoy todavía, pasados
tantos años, continúo sintiéndome respecto a ella, hermano en la Fe. Me
siento amigo también y regalé, cuando se casó una hija suya, yo también,
una Biblia.
Las naciones, las autonomías, las independencias, sé que un día pasados
todos a la Eternidad, no subsistirán. El Amor, la Palabra de Dios, la
familiaridad, la amistad, sí que perdurarán. Es lo que vale.
Informo al lector que las fotografías que acompañan carecen de la
grandiosidad y belleza de entregas anteriores, es evidente. Empecé por
ofrecer lo que consideraba mejor, más llamativo. Hoy queda lo de belleza
intima, muy apreciada también.
CENTENARIO TERESIANO
No me he referido apenas al correspondiente centenario teresiano. Hice un
recorrido por todos los lugares significativos, del primero al último convento
por ella fundados. Mi compañero sacerdote de Rwanda, estaba muy
interesado en tal trayecto. A la “monja andariega” castellana no dejo yo de
admirarla y no deja ella de enseñarme a orar a mí. Esperaba encontrar un
trazado de plegaria, una ambientación a conocerla más e imitarla. Encontré
mucho turismo religioso. Muy legítimo sin duda, pero no era lo que yo
esperaba. De la multitud de fotografías que sacamos escogí alguna el otro
día y hoy va aquí, es suficiente.
Advierto que suspenderé los reportajes dedicados a Castilla por una sencilla
razón: no encuentro las fotografías que deberían acompañar a ciertos
comentarios. Adelanto alguno. Palencia es el lugar de Europa, del mundo
también, donde se conservan mayor número de iglesias románicas. Añado
que, durante siglos, cerca de Burgos, perduró el privilegio de una abadesa
de la que se dice por aquellas tierras que “Si el Papa hubiera de casar, no
habría mujer más digna que la Abadesa de Las Huelgas”. la asemejaban
tales concesiones, en algún terreno, a las potestades episcopales.
Merecen ambos temas las correspondientes ilustraciones y comentarios,
especialmente el segundo tema, otro día encontraré las fotos y redactaré al
respecto.