PLATA
Padre Pedrojosé Ynaraja
Conozco este metal desde mi tierna infancia. Una cucharilla de plata era regalo para el recién nacido
que fui yo, aunque no me enterara. En realidad lo sería para mi feliz mamá. Más tarde, con motivo de
la primera comunión, el cubierto fue grande y completo. Dicho sea de paso no lo añoro, los actuales de
acero inoxidable tienen todas las ventajas, sin sus inconvenientes.
Israel no tenía minas de plata. Ni de otros metales, excepto al sur, tocando el Mar Rojo, las de cobre,
como ya dije el otro día. La plata le llegaba principalmente de España. Cuando lo leí en principio me
extrañó. Indagué por otras fuentes y supe que difícilmente el precioso metal se hallaba en estado puro.
Generalmente está junto a sulfuros de otros metales. Principalmente el de plomo y cuyos cristales
reciben el nombre de galena. Acertada sorpresa. La galena argentífera era el corazón de aquellos
receptores de radio que todavía me sorprenden. Porque por pequeños y eficientes que puedan ser los
actuales transistores, aquellos circuitos de hilo de cobre, que cabían en una caja de cerillas,
acompañados de un diminuto trozo de este mineral, permitían escuchar emisoras de radio, sin ninguna
aportación exterior de energía, dicho de otra manera, sin pila, ni enchufe, por mucho que pueda
entenderlo, me sorprendía y me sorprende aun. Me he ido por las ramas, perdón. Aterrizo.
La plata aparece mencionada en la Biblia 349 veces, casi tantas como el oro. Sus derivados no pasan de
11, me refiero a plateados, platero etc. Se me ha ocurrido mirar qué precio tenía en la actualidad un Kg
de plata y aunque este varía diariamente, de acuerdo con el mercado mundial, en el momento y día que
lo he buscado, en el inefable Google me ha salido que 440€. Por curiosidad he buscado el del metal oro
al que me referí semanas anteriores y a través de la misma fuente me ha salido 35.440 €. La diferencia
es brutal y debía ser semejante en la antigüedad.
La plata es atacada por diversos agentes que, si su nombre argentum significa blanco cambia su
aspecto principalmente a colores oscuros, especialmente el negro intenso, cualidad que era
aprovechada en la antigua fotografía partiendo de sus sales, especialmente el clorobromuro de plata.
Escribir esto me recuerda tantas labores, tantas enseñanzas, tantos éxitos y tantos fracasos, que he
vivido en este terreno.
Las aplicaciones en el mundo bíblico se centraban en los instrumentos del culto del Templo y en el
ornato personal. Pasó también aplicada en bruto al terreno de los intercambios comerciales. Señalo lo
de bruto porque la acuñación de moneda fue bastante posterior al episodio que ahora narraré, que me
hace mucha gracia.
Se le había muerto a Abraham su esposa Sara. Los beduinos llevan consigo de todo lo necesario para
subsistir, pero les falta cuando llega la muerte tener una sepultura. Deben acudir en aquel momento a
un labrador, es lo que hizo el Patriarca. Se acercó a las puertas de Hebrón, la ciudad más próxima y les
propuso una compra. Los beduinos además de ganados llevan consigo dinero. Perdón, el episodio
bíblico que ofreceré corresponde a un tiempo que todavía no había moneda. Se llevaba pedazos de
plata en las alforjas. La balanza podía ser muy sencilla. Durante mi primer viaje a Tierra Santa aun
pude ver como una mujer vendía fruta poniendo en un platillo de la balanza una piedra que guardaba y
que debía corresponder a un determinado peso.
(Ge 23,7) Levantóse Abraham, e hizo una reverencia a los paisanos, a los hijos de Het, y les habló en
estos términos: « Si estáis de acuerdo con que yo retire y sepulte a mi muerta, escuchadme e interceded
por mí ante Efrón, hijo de Sójar, para que me dé la cueva de la Makpelá que es suya y que está al borde
de su finca. Que me la dé por lo que valga en propiedad sepulcral entre vosotros. »
Efrón estaba sentado entre los hijos de Het. Respondió, pues, Efrón el hitita a Abraham, a oídas de los
hijos de Het y de todos los que entraban por la puerta de la ciudad diciendo: « No, señor, escúchame: te
doy la finca y te doy también la cueva que hay en ella. A la vista de los hijos de mi pueblo te la doy:
sepulta a tu muerta. »
Abraham hizo una reverencia a los paisanos, y se dirigió a Efrón, a oídas de los paisanos, diciendo: « A
ver si nos entendemos. Te doy el precio de la finca acéptamelo y enterraré allí a mi muerta. »
Respondió Efrón a Abraham: «Señor mío, escúchame: Cuatrocientos siclos de plata por un terreno,
¿qué nos suponen a ti y a mí? Sepulta a tu muerta.» Abraham accedió y pesó a Efrón la plata que éste
había pedido a oídas de los hijos de Het: cuatrocientos siclos de plata corriente de mercader…
Siempre que estoy por allí me acuerdo de la escena. Aun hoy en día es preciso regatear, quien no lo
sabe hacer es el hazmerreír de su entorno, Pensarían aquellas gentes que el Patriarca se había dejado
engañar. El precio fue elevado pero todavía la caverna se conserva bien. Ice que pagó cuatrocientos
siclos de plata, lo que equivale a unos 1.900€. Tratándose de un pequeño terreno despoblado entonces
y que formaba parte del desierto, sí se lo vendieron caro…