Aprovechar tiempo de conversión
Dar nuestra monedita
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Esta Cuaresma, dentro del Año de la Misericordia, es un
tiempo oportuno para nuestra conversión. La Iglesia nos invita a
acercarnos a Dios, a su misericordia, para recibir su amor y perdón.
Dice el Papa Francisco que “siempre tenemos necesidad de
contemplar el misterio de la misericordia: Es fuente de alegría, de
serenidad y de paz. Es más, Misericordia es la palabra que revela el
misterio de la Santísima Trinidad”.
Contemplamos la misericordia de Dios, cuando contemplamos
a Jesucristo, pues, como dice el Papa, Jesús es el rostro de la
misericordia del Padre. Dios Padre nos envió a su Hijo nacido de la
Virgen María para revelarnos de manera definitiva su amor.
2) Para pensar
Hay que tener en cuenta que en la obra de nuestra
conversión, Dios hace el noventa y nueve por ciento, pero hay algo,
aunque sea un poco, que debemos hacer nosotros.
Un relato ambientado en la Edad Media nos ejemplifica todo lo
que Dios hace por nosotros.
Sucede que el ministro de un rey muy poderoso sale a un país
extranjero y ahí tiene un accidente en que estropea una obra de
arte de hace muchos siglos sumamente valiosa, valuada en cien mil
monedas de oro, más mil monedas de plata y 100 monedas de
cobre. El ministro no tiene ninguna posibilidad de pagarla, aun
vendiendo todos sus bienes y entregarse como esclavo; ni
trabajando toda su vida podría saldar la deuda.
Las leyes de ese país declaraban que de no pagarse la deuda
completa el culpable deberá ser ahorcado en la plaza de la ciudad.
El Rey se entera de lo sucedido a su ministro y le envía
inmediatamente las cien mil monedas de oro. Sin embargo, como no
se completó la cantidad lo llevan a la plaza para ejecutarlo. La
madre del rey acude a salvarlo y, compadeciéndose, ofrece las mil
monedas de plata. Pero aún falta para completar y el verdugo
inflexible se dispone a ejecutar la sentencia.
Las personas del pueblo también quieren salvarlo y reúnen
varias monedas de cobre, logrando reunir noventa y nueve, pero…
todavía falta una pequeña moneda de cobre para saldar la deuda y
sin ella, morirá el condenado. No es posible que por una moneda
pierda la vida. El propio condenado busca desesperadamente en sus
bolsillos y encuentra al fin que tiene una pequeña moneda de cobre
que entrega al verdugo ante la algarabía de la multitud. ¡Está
salvado!
El relato tiene su explicación: la deuda es la debida por los
pecados cometidos; el rey representa a Cristo que paga casi todo; la
reina es la Virgen María y los del pueblo que colaboran son los
santos, cuyas monedas realmente tienen su origen en el rey, en
Cristo. Y la pequeña moneda representa nuestros actos de
arrepentimiento, que cada uno ha de poner, para abrirse a la
misericordia de Dios y recibir el perdón.
3) Para vivir
Conversión no indica el paso de un lugar a otro sino
precisamente de un modo de vivir a otro. Nadie está excluido de la
posibilidad de cambiar. Nadie puede ser dado por irrecuperable,
pero hay que entregar esa “pequeña moneda” que nos impide
volver a Dios. Hemos de descubrir en esta Cuaresma, en qué
consiste esa monedita que hemos de entregar para que el Señor
derrame su abundante misericordia en nuestros corazones.
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