MEDITACIÓN
Desde lejos le vi.
En una esquina, acostado sobre la vereda.
Me acerqué hasta él y le pregunté si quería le acercase a algún lugar.
Muchas veces le he visto acostado en la vereda en distintos puntos de la ciudad.
En oportunidades simplemente duerme.
En oportunidades su estado le impide continuar caminando y “se estaciona”.
No importa si el sol le da de lleno o si está al cobijo de alguna sombra.
Cuando se encuentra durmiendo suele no ser consciente del revuelo que puede
ocasionar.
Nunca falta quien cree pudo haberle sucedido algo y se ocupa en intentar ver si
puede hacer algo por él.
Suele no prestar atención a las diversas voces que se alzan junto a él.
Puede estar tan dormido que no escucha como puede estar haciéndose el dormido
para evitar alguna explicación.
Le alcanza escuchar su nombre para prestar atención.
Le alcanza reconocer alguna voz para atender.
No precisé descender del coche para que me atendiese.
Pronuncié su nombre y…. “¿querés que te lleve a algún lado?”
Se sentó y me miró muy fijamente.
Se levantó y se acercó hasta la puerta del coche.
“No, gracias. Estoy meditando sobre mi vida. Voy a quedarme un rato más y
después me voy”
“Meditando sobre mi vida” y tal cosa hizo despertar en mí algunas de sus frases.
“Todos me desprecian”
“Decime algo y me mato”
“¿Molesto viniendo a comer?”
“Hay gente que se cree mejor que yo”
“¿Es en serio que me reciben con gusto?”
“¿Por qué, aquí, todos son buenos conmigo?”
“Quiero morirme porque no sirvo para nada”
Son algunas de esas frases que suele decir y que, tal vez, andan dando vueltas en
su meditación.
Su vida no es sencilla.
Su afección a la bebida lo ha llevado a estar en soledad y en situación de calle.
Las pocas cosas que poseía las ha ido perdiendo o se las han robado.
En oportunidades ha aparecido con heridas producto de alguna golpiza para
hurtarle alguna de sus pocas y pobres pertenencias.
Ahora vive con lo puesto. Literalmente con lo puesto.
Allí estaba dándose un tiempo para meditar sobre su vida.
Tarea que no muchos hacen.
Tarea para los que muchos no poseen tiempo.
Nuestra vida tiene una razón y debemos saber descubrir la misma.
Nuestra vida tiene un objetivo y debemos ser conscientes del mismo y reafirmarlo.
Nuestra vida se realiza en la medida de nuestra búsqueda de coherencia y para ello
debemos meditar sobre nuestro actuar y nuestro creer.
Nuestra vida necesita nos demos un tiempo para meditar sobre ella.
No estamos llamados a que la vida pase por nosotros sino a pasar por ella y para
ello debemos detenernos a meditar sobre nuestra vida.
Padre Martín Ponce de León SDB