LO IMPENSABLE
Mil veces deben de haberse preguntado sobre lo que debían hacer.
A medida conversaban sobre lo vivido más crecía, en ellos, la convicción de que
algo debían hacer.
No podían continuar encerrados y llenos de temores.
Estaban más y más convencidos de que había vivido una experiencia única.
Habían tratado durante un buen tiempo con aquel Jesús que había despertado en
ellos un sin número de esperanzas.
Habían tenido la trágica experiencia de su muerte en la cruz y lo que ello
significaba.
Morir crucificado significaba morir en condición de paria.
Morir crucificado era ser una vergüenza.
Morir crucificado era perder su condición de ciudadano para ser esclavo.
Morir crucificado era asumir la condición de fracasado.
Morir crucificado era ser enemigo de la situación imperante.
Habían vivido con tanta fortaleza sus recuerdos que lo sentían vivo.
Esa certeza había transformado sus vidas pese a que, aún, tenían miedos.
Le hacían subido al cielo y desde allí le esperaban.
Mientras tanto………….
Hablaban de la necesidad de hablar de él.
Hablaban de la necesidad de testimoniar lo que había vivido.
No podían rechazar la realidad.
¿Cómo presentar la muerte en cruz?
Tiempo después la puerta que los aislaba del resto se abre.
Tiempo después sus miedos quedan de lado.
Salen a predicar lo impensable.
Aquel crucificado era el Mesías y su muerte en cruz fue la liberación más plena.
Salen a predicar lo impensable.
Aquel muerto está vivo y vendrá a culminar su tarea.
Salen a hablar de un crucificado que ha resucitado.
Muchos creen que aquello es un dislate y otros se aferran a lo que aquellos
hombres dicen.
No son sabios ni eruditos teólogos. Simplemente salen a transmitir lo impensable.
Lo hacen con convicción y pasión.
Lo hacen con alegría y entrega.
Lo hacen con sencillez y tesón.
Muchos de ellos dieron su vida en coherencia con su predicación.
Muchos de ellos gastaron sus esfuerzos sin perder la esperanza.
Poseídos por el espíritu de Jesús no temieron de hablar de lo impensable.
Por ello es que necesitamos, hoy de aquel mismo espíritu.
Porque hoy, también, necesitamos hablar de lo impensable.
Para ello debemos agotar nuestros esfuerzos para hacerlo vida y, así, testimonio.
Necesitamos, hoy, hablar de que es posible la honestidad.
Necesitamos, hoy, hablar de que es posible la solidaridad.
Necesitamos, hoy, hablar de que no todo pasa por el tener.
Sí, necesitamos de lo impensable para tener un mundo mejor porque más lleno de
amor que es la única forma de prolongar vivo a Jesús.
Necesitamos, hoy, hablar de lo impensable
Padre Martin Ponce de Leon S.D.B