¡El mundo necesita tu matrimonio!
P. Adolfo Güémez, L.C.
François Mauriac, premio nobel de literatura, dijo en una ocasión: «Si ustedes no arden de
amor, habrá mucha gente que muera de frío».
Hoy estamos siendo testigos de un inmenso ataque contra la familia y el matrimonio. Y
ninguno de nosotros debemos quedarnos con los brazos cruzados. ¡Ha llegado el momento
de que todos nos convirtamos en testigos de la verdad!
Si los esquemas de vida que la nueva cultura nos está presentando resultan atractivos a la
juventud, es porque nosotros hemos dejado de presentarles modelos encarnados, hechos
vida, de lo que significa el matrimonio y la familia cristiana.
Muchos han centrado su batalla en ir contra las leyes que buscan imponernos modelos
ajenos a la realidad. ¡Felicidades por su esfuerzo! ¡Los necesitamos! ¡Hay que apoyarlos!
Sin embargo, en lo personal, más que a combatir en el campo legal o político, me siento
llamado a fomentar testimonios de lo que significa la familia cristiana. ¡Necesitamos
matrimonios que vivan cada día más como Cristo quiere que vivamos!
Los cristianos hemos recibido el fuego del Espíritu Santo, que es el amor mismo. Y, sin
embargo, ¡cuánto invierno hay en nuestro mundo! ¿No será porque nos hemos quedado este
Fuego para nosotros mismos?
Familias, matrimonios, jamás se olviden de la gran responsabilidad que tienen en sus
manos. ¡Dios los quiere llenos de amor y transmitiendo amor!
• ¿Qué esperan para dejar de pensar en ustedes mismos, de atorarse en pequeñeces y
comenzar a vivir un amor cada día más libre, más pleno, más a imagen de Dios?
• ¿Qué esperan para comenzar a ayudar a los demás, a hacer apostolado, a dar de su dinero
y de su tiempo a los que lo necesitan?
• ¿Qué esperan para dejar que Dios haga crecer más ese amor, para comenzar a ir más
seguido a misa, para rezar todos los días en pareja?
• ¿Qué esperan para seguir disfrutando de las fiestas, de los amigos, de las vacaciones, pero
sin por esto tener que abusar del alcohol o despilfarrar dinero?
Los tiempos que corren están pidiendo a gritos matrimonios santos, que es lo mismo que
matrimonios felices, bendecidos por el amor de Dios.
¡No dejen que el mundo se muera de frío!
Y si no estás casado o pasaste por una separación, ¡no importa! Tú también debes dar
testimonio de lo que es el amor verdadero, porque todos llevamos en nuestro corazón el
amor de la Santísima Trinidad.
«No busquéis cosas grandes; haced solamente cosas pequeñas con gran amor [...] Cuanto
más pequeña sea la cosa, mayor debe ser nuestro amor.» Santa Teresa de Calcuta
www.padreadolfo.com