OFICIOS DOMÉSTICOS: PESCADOR
Padre Pedrojosé Ynaraja
Si no me equivoco, doméstica era esta ocupación por aquel entonces. Varias
veces he escrito que Israel tenía pánico al mar. Navegar era cosa de otros
hombres. Del rey Hiran, del Líbano, por ejemplo, que le proporciono madera a
Salomón y se la trajo en barco. Material que precisaba para construir el Templo.
Pablo de Tarso convirtió el Mediterráneo en autopista para la mayor parte de sus
desplazamientos evangelizadores. Fue un hombre avanzado para su tiempo.
Posteriormente le siguieron otros. Los océanos escondían profundidades
tenebrosas, creían, o bestias que podían tragarse a profetas, Jonás entre ellos.
Los israelitas, como los chiquillos de ahora y de por aquí, no gustaban el
pescado. Nadie, por otra parte iba a pescarlo y conservarlo fresco, que ni hielo
artificial ni cámaras frigoríficas se habían inventado.
Excepción muy excepcional era la profundidad de Genesaret con sus numerosos
poblados ribereños, en la baja Galilea. Y fue precisamente allí donde se fue el
Señor, cuando inició su vida apostólica. Y pese a que mucha gente pudiese
dedicarse a la labranza, otros al comercio, otros, eran militares, destinados a
proteger fronteras, los suyos, la mayor parte de los apóstoles ejercían la pesca.
Vivían junto a la orilla del Lago de Tiberíades. Aun hoy en día, que se le arrebata
mucho caudal para el regadío, a veces llegan las aguas a entrar en la casa que
fue de Pedro. La casa de un pescador. Las excavaciones recientes se han hecho
con meticulosidad. Se conoce casi exactamente la delimitación de las estancias y
los lugares de descanso o de trabajo. Lo encontrado se conserva en el museo de
la Flagelación en Jerusalén. Una de las veces que lo visité tuve la suerte de que
me acompañara, enseñándomelo, un fraile que estaba redactando su tesis
doctoral precisamente sobre lo encontrado en esta casa. Me decía él que las
pequeñas piezas metálicas corroídas encontradas que los arqueólogos decían
eran anzuelos, él creía que eran más bien agujas de coser redes. Fueran una
cosa u otra, en aquella casa se trabajaba artesanalmente. Dentro o en el
exterior, pero la labor se podía considerar doméstica.
Las medidas del Lago, dicho a muy groso modo eran de 20Km de norte a sur y
de 9Km de este a oeste. Conformando, evidentemente, un óvalo, no un
rectángulo. La faena de la pesca era labor de unas horas, no de días o meses
como acontece hoy en la pesca de alta mar. Se ha de suponer que parte de lo
pescado era consumido de inmediato. La práctica del Señor de tener panes y
peces sobre brasas al amanecer, e invitar a los discípulos a compartir con Él lo
conseguido milagrosamente, nos lo hace suponer, según refiere el final del
evangelio de Juan.
Según se deduce por noticias escritas o de excavaciones, una buena parte de la
pesca era llevada a Mágdala, donde se secaba y salaba. Era de tal calidad la
salazón de los productos que se elaboraban en esta ciudad, que sus
exportaciones llegaban hasta la misma Roma. Abundaban los peces en aquellos
tiempos. Después me referiré a qué especies pertenecían, baste ahora que diga
que persistieron hasta hace pocos años.