Leer con calma y atención
P. Fernando Pascual
28-5-2016
Las prisas provocan continuamente errores. También en la lectura de textos como los que
encontramos en libros, mensajes electrónicos, revistas, etc.
¿Por qué? Porque sin fijarnos en los matices de las frases y en la conexión de los párrafos, la
mente cree haber entendido el sentido de un texto a través de una lectura veloz pero poco atenta
a los detalles.
De ahí que al ver el titular de un artículo y, quizá, tras leer algunas líneas, pensemos que el
escritor afirmaba A cuando en realidad defendía exactamente lo contrario de A...
Los malentendidos son consecuencia de lecturas apresuradas, y también de lecturas serenas pero
poco atentas o llenas de prejuicios.
Por eso hace falta una buena prevención y un esfuerzo continuo para captar lo mejor posible
cuál es el mensaje que se ofrece en este texto concreto.
No es fácil lograrlo en un mundo como el nuestro, en el que las prisas nos impulsan a hacer más
cosas en menos tiempo, cuando de lo que se trata es de hacer menos cosas pero de más calidad.
Dedicar el tiempo necesario a cada texto ayudará a evitar errores interpretativos que pueden
causarnos daños o herir a otros, y a comprender con más exactitud lo que se nos dice.
Junto a las mejoras en la comprensión, también ganaremos tiempo. Porque no será necesario
volver a leer el texto para corregir posibles incomprensiones, y porque una buena asimilación
nos permitirá acoger lo bueno y rechazar lo equivocado que nos ofrezca ese texto leído
adecuadamente.