Por Francia en 2016 (I)
Padre Pedrojosé Ynaraja
Un viaje de peregrinación, estudios y turismo, de menos de tres días de duración,
esto ha sido. Exactamente 60 horas desde la salida hasta la vuelta y 1.571km de
recorrido. Moviéndonos por el sur de Francia, desde la costa mediterránea, hasta
tierras del macizo central, cercanas a los 1.000 sobre el nivel del mar.
Consideramos dos puntos álgidos: Le Puy en Velay, plegaria de jubileo, (quedan
pocos días antes de que se acabe). Segunda etapa la Sainte Baume, cerca de Saint
Maximin (la tercera tumba de la cristiandad, así nos lo cuentan). A la protagonista
del lugar: Santa María Magdalena, hace pocos días le ha sido elevada su categoría
litúrgica, a la vez que el Papa Francisco recordaba que se merecía tal cambio, por
su papel evangélico; fue la apóstol de los apóstoles. ¡Anda ya!
Vamos dos compañeros sacerdotes, de más de 80 años de juventud cada uno y que
todavía conservamos el sentido de austeridad en el que crecimos. Poco gasto, pues.
El mayor corresponde al combustible del utilitario y al peaje de las autopistas.
Pasamos de largo con gran pena, por las tierras de Mireya, la Camarga, de las que
escribí algo la semana pasada. Los dos la conocemos y nos gusta, pero había que
prescindir debido al poco tiempo del que disponíamos.
VOLVER
A algunos les gusta viajar a países que le son desconocidos, evidentemente a mí
también, pero advierto que yo gozo más yendo a lugares que anteriormente he
visitado, para reafirmar lo visto, recordar lo olvidado o completar lo que todavía me
era desconocido. Advierto que es un chiste malo lo que diré a continuación. No seré
yo como aquel que un día, cuando le presentaron a una señora que volvía de Italia,
preguntó: oiga usted, ¿es verdad que ese país tiene forma de bota? Mi
conocimiento de Francia lo debo más a las amistades y a las lecturas, que a los
viajes. Pese a que he recorrido el hexágono galo en bastantes direcciones y
aprisionado en mis cámaras miles de fotografías, no por ello me creo conocedor del
país hermano, tierra de María, de Juana de Arco, de Teresa de Lisieux, de Guy de
Larigaudie, de Leon Bloy, de Ch. Peguy… por citar algunas de las personas que me
han ayudado e influido en mi vida espiritual. También y lo explicaré otro día,
comarca de Santa María Magdalena, aunque su origen pueda ser simple tradicional
leyenda.
IMÁGENES DE SANTA MARÍA
En el aspecto religioso, cuando va a Francia, a uno le sorprende siempre que,
siendo un país laico, anclado en la Revolución de finales del S XVIII, que cuando
uno viaja le parece que ocurrió antes de ayer, pese a ello, luce en sus paisajes
cruces monumentales o imágenes de Santa María muy visibles, sin que por lo que
sé, nadie las toque ni profane.
El cristianismo francés le parece a uno que está impregnado de serenidad. Nacen y
crecen movimientos que no tratan de competir, ni avasallar, ni conquistar
apresuradamente. Continúan existiendo los antiguos, sin que sepa yo que rivalicen,
cual “terrorismo espiritual” que por tierras hispánicas he observado. Las iglesias
están abiertas, este año de la misericordia mucho más. No hay que pagar entrada
en las catedrales, ni basílicas, odiosa experiencia española que uno sufre y de la
cual me libro, no penetrando en los recintos sagrados que la exigen.
COMPARTIR
Poco tiempo hemos pasado, ya lo he dicho, pero nos ha sorprendido observar por
unas cuantas iglesias que hemos visitado, la piedad que se respiraba en su interior
y la seriedad con que los fieles cruzaban la puerta santa en unos casos y se
recogían en oración después, o los que simplemente entraban a rezar. Tal vez la
rapidez con que me moví y las fotos que iba sacando, escandalizaría a algunos,
pero era grande mi deseo de poder compartir con muchos otros mi rica experiencia
espiritual, como ahora trato de hacer.
PASO A DESCRIBIR ALGO DEL VIAJE
Asombra el viaducto de Garabit, que no ve anunciado en las guías. Buscando y
rebuscando por internet logra uno saber que es en su totalidad de hierro forjado y
que lo construyó la compañía de Alexandre Gustave Eiffel. Su altura respecto al rio
Truyère que lo cruza es de 120m, midiendo 165 metros de luz el arco central. Uno
debe pasarlo de largo, limitándose a fotografiarlo, pese a que recordando París, le
guste este puente más que la torre de la capital.
Ahora bien el primer punto de interés, sin duda, de interés cultural-turístico, es el
viaducto de Millau. Una maravilla técnica, que supuso su construcción hace algo
más de 10 años, grandes costes, que se amortizan ahora pagando el
correspondiente peaje, si uno lo cruza. En nuestro caso, nos ahorramos tal gasto,
descendiendo a la población que le da nombre y observándolo y admirándolo con
detenimiento, desde diversos ángulos. Uno se pregunta si era necesario construirlo
para salvar un ancho valle de pendientes suaves, pero que cuando lo contempla a
cierta distancia, y al pie de sus enormes columnas soportes, se olvidad de
interrogantes y admira su tamaño y elegancia. (Advierto que si uno lo cruza, no
goza tanto admirando su técnica y elegancia, como si lo observa desde abajo). Me
tienta copiar las características que leo en un folleto que allí recogí y los detalles
que me proporciona internet, pero me limito a decir que su longitud es de 2460m y
la altura máxima sobre el rio Tarn es de 343m.
LE PUY EN VELAY
Y llegamos a Le Puy en Velay, principal punto de interés de la etapa. Era mi
segunda visita. Había pedido a Santa María que me concediera la gracia de poder
estar en alguno de sus importantes santuarios, para pedir su intercesión con más
fervor. Confieso que llegamos saturados de paisajes y de ver repetidamente miles y
miles de retamas en flor, que decoraban los valles de chillón y luminoso amarillo.
Era difícil concentrarse, pero no imprescindible.
Rezamos en el recinto del Sagrario y en los ámbitos donde se veneraban las
venerables imágenes de Santa María. Recé como mejor pude, temía que cerraran
las puertas y tuviéramos que salir de inmediato, pero no fue así.
Busque de inmediato la piedra negra, que es, según cuentan, el origen del
santuario. Ponía interés por ser lo más antiguo y porque la primera vez no pude
verla. Me satisfizo su colocación y la orientación piadosa que se le da,
relacionándola con la piedra de la unción de Jerusalén y con el sentido que puede
tener en el año santo de la misericordia. Se trata de una gran losa basáltica. Copio
la leyenda que la recoge, según el texto que se ofrece en la misma catedral.
CURACIÓN
Una mujer enferma recibió en sueños la orden de trasladarse a la colina. Viendo
una gran piedra en su cima, se estiró en ella. A su alrededor se manifestaron
entonces una gran multitud de ángeles y de santos y por encima del coro celestial,
una dama de dignidad y majestad real, mirada, actitud y vestidos, y ella misma, de
suma belleza. Al despertarse la señora enferma, se sintió curada. Posteriormente se
elevó esta catedral que visitamos. Hoy en día numerosos peregrinos le cuentan a la
Virgen María sus sufrimientos, para que ella los confíe a su Hijo.
MONTE ANIS
El monte Anis donde se levanta la catedral y su falda, estaba antiguamente
habitado únicamente por edificios religiosos y era una entidad política
independiente de la que se edificó en el llano. La Revolución suprimió este
privilegio, pero aun ahora los edificios que la levantan, casi todos, son conventos o
colegios. Resulta algo así como en Roma el Aventino, coronado por san Anselmo,
hermanada la basílica con la de Santa Sabina y poblada también únicamente por
edificios religiosos. (continuaré)