Por Francia en 2016 (II)
Le Puy en Velay también
Padre Pedrojosé Ynaraja
Nuestro viaje en coche pretendía ser peregrinación, insisto en ello. Que el
desplazamiento supusiese 500km de recorrido, no lo diferenciaba de los pocos más
de 5 km que había observado en mi infancia y juventud, mi padre recorría descalzo,
desde su pueblo, Matapozuelos, a la Ermita de Sieteiglesias. En la peregrinación se
busca algo importante, sea un beneficio espiritual o crecer en santidad. Un buen
ejemplo de ello es San Benito José Labre del que algún día daré noticia. La
importancia del lugar no determina su valor. Íbamos a La Puy con vocación
transitoria de peregrinos, sin abandonar la perenne de sacerdotes y aprovechando
además la circunstancia de un jubileo que no se repetirá ya durante nuestra vida,
pues el próximo será el 2157.
JUBILEO
Esos 500km no se pueden recorrer sin algún descanso, o sin comer algo. Nosotros
paramos al pie del viaducto de Millau. Las fotografías que aparecieron la semana
pasada eran buena muestra de su belleza. La de hoy es imagen elocuente de su
longitud. Uno piensa mirando el puente, lo que comentaba el gentío, observando
los prodigios del Se￱or: “glorific￳ a Dios, que había dado tal poder a los hombres”
(Mt 9,8).
Lo primero que hice al entrar en la catedral de Le Puy fue orientarme. La fachada
de esta basílica no es común. La mira uno mientras se va acercando por la
empinada calle y le intriga saber que la planta está a la altura del nivel del segundo
piso. En llegando, franqueada la puerta exterior, debe uno subir bastantes
escalones, para situarse en el pavimento de la nave y no precisamente al principio,
sino junto al coro.
Evidentemente, mi primera actitud fue la de mirar en derredor, para situarme. De
inmediato buscar el lugar del Sagrario. Había dejado a Jesús-Eucaristía en casa al
amanecer, después de celebrar misa. Aquí estaba también el mismo Señor, bajo la
misma apariencia. Cuando rezo el quinto misterio del rosario los jueves, pienso
siempre: ¡que diferente hubiera sido el devenir cristiano, si el Maestro no hubiera
inventado esta singular permanencia!
PEREGRINACIÓN
Breve oración. Ser peregrino, en nuestro caso, no nos permitía gozar de mucho
tiempo. Escuchaba por la radio hace pocos días a un sacerdote de Cuba que
peregrina estos días de Roma a Jerusalén, yendo siempre a pie. Seguramente que
en su tierra no dispone del dinero que a mí me proporciona la pensión de jubilado,
pero él es rico en tiempo. Nosotros disponemos de muy poco. Afortunado él en
duración, suficientemente prósperos nosotros en moneda. Añoro siempre aquellos
tiempos que íbamos en coche utilitario, con el butano y los víveres en el
portamaletas, junto con la tienda de campaña. Buscábamos un rincón del camino
para dormir, o encontrábamos en Roma los vestuarios y establecimientos de
higiene de un deportivo, que nos facilitaban los claretianos, para establecer nuestro
“cuartel”. O un jardín en Haifa los carmelitas. Hoy todo esto ya no es posible. En
este viaje-peregrinación, dormiremos en un modesto hotel de las afueras.
Vuelvo al interior de la catedral. Busco la imagen de la Virgen. Pese a que ya lo
sabía, me sorprende que haya dos. La pregunta que uno puede hacerse entonces
es ¿Cuál es la auténtica? Evidentemente, la respuesta, pensando en su contenido,
es: Santa María es única. Refiriéndose a su material plástico es: ninguna de las dos.
La Revolución Francesa destruyó las antiguas, quemándolas en público. Las que
vemos hoy son reproducciones posteriores.
REZUMA COMPOSTELA
Me referí la semana pasada a la piedra negra que estaría en el origen del edificio, la
leyenda de la mujer curada de su enfermedad y a la que se le había encomendado
que se edificase una iglesia en honor de la Virgen. Señalo ahora que todo el ámbito
actual rezuma Compostela. Se señala en lápida visible que el lugar es el origen de
la vía Podiense, que recorrió por primera vez el obispo Godescalco. Dentro de la
catedral dos imágenes de Santiago peregrino nos lo recuerdan. Una puerta especial
es el inicio del recorrido que finalizará en Galicia. Lo que me sorprendió es que se la
se￱alara como la puerta y salida del “camino” en lengua castellana. Compruebo
también que prospectos que recogí, se expresan también en español.
JUANA DE ARCO
No podía faltar la imagen de Juana de Arco. No pudo visitar el lugar durante el año
de jubileo que ocurrió en su tiempo por estar ocupada en salvar a su Francia de la
invasión normanda, pero envió a su madre para mediante ella, cumplir con la
celebración.
Ya decía la semana pasada que al lugar acudió el emperador Carlomagno y que 13
reyes visitaron la catedral. Desconocía que San Luis, por supuesto peregrino de Le
Puy, hubiera regalado una espina de la corona del Señor, que consiguió a alto
precio y en honor de la cual, y para albergarla, edificó la Sainte Chapelle de París.
En Perpignan, lo señalé otro día, se conserva otra que la llevaba incrustada en el
puño de su espada Enrique el Atrevido, que en esta población murió sin dejar en
testamento señalado el lugar al que debía ir a parar y en consecuencia se entregó a
la parroquia correspondiente al Palacio-castillo de los reyes de Mallorca, donde
falleció . No siento especial devoción por las reliquias, ni opino que sea autentica
esta, pero merece mis respetos la tal veneración. Contemplé la imagen del Rey
santo que quiso presidir la séptima y octava cruzada, partiendo de Aiguesmortes,
lugar que tantas veces he visitado, muriendo finalmente en Túnez.
VOCACIÓN TRANSITORIA
Peregrinar es una vocación transitoria, que no anula la vocación fundamental por la
que se mueve nuestra vida. Peregrinar de cuando en cuando, nos recuerda que
somos peregrinos de eternidad y que debemos ser siempre peregrinos de lo
Absoluto. No niego el valor que tienen los desplazamientos, que tanto se estilan
hoy en día, a lugares de especial interés religioso. O los viajes a Tierra Santa, para
complementar el conocimiento del evangelio. Tampoco ignoro que en los ambos
ejemplos citados, con frecuencia, se viva con fervor el viaje, pero ser peregrino es
otra cosa. En nuestro caso el desplazamiento suponía también frugalidad en
alimentación y lugar donde pernoctar. Permanecimos, pues, una noche en Le Puy
en Velay, proyectábamos visitar Saint Maximin y la Santa Baume, lugares de los
que escribiré, si Dios quiere, la semana próxima
Supongo que ha quedado clara la importancia de Le Puy en Velay, la que le otorgó
la historia cristiana, aunque para muchos, y con razón, en cuestión de devoción a
María, el acento lo pongan en Lourdes.