ESTAR PREPARADOS
Todos sabemos que estamos de paso por esta vida.
Llegará un momento en que habremos de pasar a una vida nueva.
Una vida de la que no tenemos idea por más que intentemos imaginarla.
Por lo general todos, en algún momento, hemos pensado en ese momento.
Nos hemos preguntado cómo nos gustaría fuese.
Pero siempre experimentamos que aún no estamos suficientemente
preparados como para dar ese paso.
Sentimos aún no hemos concluido nuestra misión en este aquí de tiempo y
espacio.
Todo nos hace saber que la hora de ese paso puede llegar hasta nosotros
sin detenerse en edad, actividad o condición.
Estar preparados no es vivir angustiados porque habremos de tener un final
físico.
Estar preparados no es vivir con los brazos bajos ya que un final inexorable
nos espera.
Estar preparados no es vivir mirando hacia arriba.
Estar preparados no es vivir pensando en nuestro final.
Nuestra preparación es vivir intensamente nuestra vida.
Sin bajar los brazos y sin claudicaciones.
Es poder agradecer cada instante de vida que se nos regala.
Estar preparados es vivir con los ojos bien abiertos y con los pies sobre la
tierra.
Con los ojos abiertos para poder descubrir nuestra tarea en pos del bien
común.
Con los pies sobre la tierra ya que lo nuestro no puede estar exento de
realismo.
Es vivir a pleno nuestra condición de persona con todo lo que ello implica.
Es poder mirar de frente a los que nos rodean para aprender lo que siempre
poseen para enseñarnos.
Es poder mirar a los ojos a los demás para brindarles lo mejor de cada uno
de nosotros.
Estar preparados es colaborar, desde lo que cada uno es, para que muchas
realidades del hoy puedan ser revertidas.
No ayuda a nuestro estar preparados el resignarnos ante las constantes
situaciones de injusticia que se dan.
No ayuda a nuestro estar preparados el aceptar que la realidad es así y tal
cosa es irreversible.
Estar preparados es bregar para que nuestros sueños puedan hacerse
realidad o nos acerquemos lo más posible a la plenitud de ellos.
Es jamás resignarnos a la realidad sino que, ante ella, dejando crecer
nuestras ansias de búsqueda.
Es intentar constantemente acortar nuestras incoherencias.
Es convencernos de que tenemos mucho para realizar en el intento de
colmar la realidad de justa justicia.
Es concluir cada día con la certeza de haberlo intentado.
Por ello es que estar preparados es tener una postura de vida plena de
desafíos e intentos.
Estar preparados es vivir con una sonrisa a flor de piel aunque haya
situaciones que llenan de humedad nuestros ojos y estrujan nuestro
corazón.
Es poder descubrir cada instante de nuestra vida como un regalo valioso
que debemos saber disfrutar siendo lo más útiles posible.
Es buscar, en lo de cada día, esa oportunidad única que se nos brinda para
crecer como personas.
Estar preparados está muy lejos de ser una realidad agobiante que nos
quita las ganas de vivir sino, casualmente, esa razón que nos ayuda a vivir
más intensamente cada uno de nuestros momentos.
Padre Martín Ponce de León S.D.B.