DISTANCIA
No me resulta fácil poner distancia.
Al comenzar la mañana había estado explicándole que hasta el sábado no
podría venir, como todas las noches, a dormir en la parroquia.
“No te preocupes, yo me arreglo”
Sabía que ese su “Me arreglo” era quedarse a dormir en la calle.
En algún portal o, simplemente, bajo el puente.
Sabía que ese su “Me arreglo” era pasar mucho tiempo sin comer
verdaderamente.
Sin duda que mi partida no respondía a mi deseo pero debía realizarla.
Sin duda que mi partida no era producto de ganas pero debía cumplir con lo
que se me disponía.
Tampoco podía realizar algún otro tipo de acuerdo puesto que no podía
complicar a nadie con tal tarea.
No porque fuese el único capaz de realizarla sino por todas las
complicaciones que ello implica.
No podría pedirle a nadie lo recibiese en su casa cuando, muy bien lo sé,
muchas veces su estado es deplorable debido a su ingesta de alcohol.
No podía solicitarle a nadie se quedase en la parroquia para atenderle ya
que ello no sería justo para con nadie.
Por ello era que sabía que lo suyo era volver a su situación de calle.
Me dirán que durante muchos años eso es lo que ha hecho pero ello no es
digno para ningún ser humano.
Me dirán que es un volver a la calle tan solo por unos días pero ello no es
humano ni siquiera por un día.
Pero era lo que debía hacer.
Me costaba hacerlo pero fue lo que hice.
No me agradaba pero no podía hacer otra cosa.
Al llegar la hora de acostarme no podía dejar de pensar en él.
¿Dónde estaría?
¿Cuál sería el lugar donde se habría refugiado?
¿Habría podido comer algo?
Como no podía encontrar ninguna respuesta cierta trataba de ocuparme con
la lectura pero las preguntas se colaban por entre los renglones impresos
del texto que estaba leyendo.
Quería poner distancia pero, sabía, ello me resultaba imposible.
Sin quererlo lo suyo ha pasado a formar parte de mi vida.
Me doy cuenta de ello al saber que lo suyo me importa.
Me importa cuando me dicen que lo han visto en tal o cual lugar.
Me importa cuando me cuentan que estaba en tal o cual estado.
Me importa cuando lo traen a la parroquia porque, debido a su estado, muy
difícilmente llegaría.
Me importa cuando me encuentro en cualquier lugar y se que me estará
esperando dormido junto a la puerta.
Me importa cuando no tengo algo para darle de comer por la noche y salgo
a buscar algo para que no le falte un plato de comida caliente.
Hoy, a la distancia de caminos, solamente siento la necesidad de agradecer
a Dios el que haya puesto a cualquiera de esos seres que hoy me importan
en mi vida.
Su presencia me hace saber que Él está en ellos.
Su presencia me hace saber que desde ellos lo recibo, lo atiendo y le brindo
algo de mí.
Su presencia me hace sentir que, para ellos, soy útil y tal cosa reconforta.
Su presencia me hace saber que, desde ellos, puedo vivir el sentido de mi
sacerdocio cristiano.
Su presencia me hace saber que, para con ellos, es imposible poner
distancia puesto que lo haría para con Él.
Padre Martín Ponce de León S.D.B.