GOZOSO RESPETO
Ella ya está my cercana de parto.
Él no presta atención a otra cosa que a la cercanía de ella.
Sabe que ella no habrá de manifestar ninguna incomodidad por más que la
viva.
Sabe que ella no habrá de expresar dolor alguno por más que lo
experimente.
Sabe que debe estar atento a cualquier detalle de su rostro que le haga
saber el momento ha llegado.
Los vecinos del barrio, en su gran mayoría, han vivido una situación similar.
En barrio de gente pobre los niños son abundantes.
Siempre, en alguna casa, alguna mujer se encuentra en tiempo de parto.
Los niños son su única riqueza y en todas las casas hay pequeños tesoros
de todas las edades.
Parecería como que el barrio se ha unido al momento de sus nuevos
vecinos.
Es lo que han hecho siempre y lo continúan ahora.
Ellos saben que una cercana parturienta necesita de tranquilidad y silencio.
Es lo que han realizado: rodearon a aquella casa de silencio por más que las
miradas estén fijas en aquel lugar.
Las actividades continúan porque la vida no se detiene para esperar una
nueva vida.
En aquella casa todo está lleno de parto cercano y, por ello, de pesadez y
lentitud.
El barrio no está ausente de tal realidad.
Los chicos se han retirado a otra esquina para prolongar sus juegos sin
incomodar con sus inevitables gritos.
Los chicos juegan y gritan pero algún vecino les ha sugerido se retiren de la
cercanía de aquella casa y lo hacen como si siempre hubiesen jugado en
ese nuevo lugar.
Muchas de las vecinas se han retirado un poco y se limitan a estar, desde
lejos, disponibles para dar una mano.
Ellas son las que mejor entienden y saben de las necesidades de un
momento como el que se avecina.
Ya tienen preparado todo lo necesario puesto saben aquella pareja solo
posee nada.
Ya han ido coordinando lo del agua necesaria y el fuego para calentarla.
Ya han ido aprontando algunas cosas elementales como algunos paños y
alguna ropita.
No han faltado las discrepancias sobre el sexo del ser que ha de llegar.
Por la forma del vientre de la madre están quienes afirman será varón y no
faltan quienes aseguran será una niña.
Para solucionar tal desavenencia se unieron en la recolección de ropa de
color blanco.
Ellas, bien lo saben, es necesario de tranquilidad y respeto.
Bien saben que es bueno dejarlos solos con la intimidad y la expectativa del
momento, cada vez más cercano, que les toca vivir.
Bien saben que ellos saben que a la primera señal todas ellas estarán
disponibles para acompañar dando una mano.
La verdadera solidaridad nunca incomoda pero siempre está disponible para
hacerse presente.
Ellos saben que todo aquello es cosa de mujeres y no habrán de tener una
participación activa pero, pese a ello, no están ausentes.
Aquella pareja llegó tan desprovista de todo que les han aceptado como
antiguos vecinos.
Aquella pareja llegó con tanta humildad y bondad que les han adoptado
como parte del barrio.
Ahora todos están atentos y respetando lo dispuesto por las mujeres.
Para que Navidad sea entre nosotros debemos aprender a respetar, con
gozo, los momentos de cada uno.
Navidad no es un atropello de Dios sino una respetuosa irrupción del amor
que despierta sonrisas.
Padre Martín Ponce de León S.D.B.