Voz del Papa
¿Estamos alegres?
José Martínez Colín
1) Para saber
El tercer aspecto para fomentar en este Adviento, después de
considerar la oración y la caridad, es estar “exultantes en la
bendición”, nos invita el Papa Francisco.
Estar exultantes implica, como significa la palabra, estar
contentos, gozosos, muy alegres. Pero, ¿es posible estar alegres
sólo queriéndolo estar? ¿Acaso no todos desean estar alegres, y sin
embargo no todos lo están?
Efectivamente, la alegría no viene simplemente por desearlo,
sino que es una consecuencia derivada por un motivo. Y si el motivo
es lo suficientemente grande, la alegría también lo será; una
verdadera alegría sólo se tiene cuando hay un motivo real que lo
amerita. Una persona madura tiene reacciones proporcionadas a los
acontecimientos. Por ello podemos fijarnos que el Papa nos invita a
estar “exultantes en la bendición ”. El motivo de la alegría es la
bendición. Y, ¿de qué bendición se trata?
El mismo Papa nos lo recuerda: “a estar alegres por el
próximo nacimiento de Jesús, pues nos trae la salvación de la
esclavitud del pecado. La salvación, traída por Jesús, llega a todo
ser humano y lo regenera. Dios entró en la historia para la
liberación de la esclavitud del pecado… para formar parte de
nuestras vidas, sanar nuestras heridas y darnos una vida nueva”.
2) Para pensar
Un relato nos da una lección: Soñé que Dios ponía en mis
manos dos cajas para que las sostuviera. Él me dijo: “Pon todas tus
penas en la negra y todas tus alegrías en la dorada”.
Yo escuché sus palabras y en ambas cajas guardé mis
tristezas y mis alegrías, respectivamente. Conforme las iba
poniendo, la caja dorada se fue poniendo más pesada y la negra
estaba tan liviana como al principio.
Con curiosidad abrí la caja negra para saber por qué seguía
tan liviana y encontré, en el fondo de la caja, un hueco por el cual
se habían caído todas mis tristezas. Mostré a Dios el hueco y
reflexioné en voz alta: “¿Me pregunto dónde habrán ido mis penas?”
Él me sonri￳: “Hijo mío, todas tus penas están conmigo”.
Entonces le pregunté: “Señor, ¿por qué me has dado esas dos
cajas? ¿Por qué la dorada y la negra con un hueco?”
“Hijo mío, la dorada es para que cuentes tus bendiciones, la
negra es para que olvides todas tus penas”.
3) Para vivir
El Señor nos colma de bendiciones, por ello no debería haber
motivo para perder la alegría. Comenta el Papa Francisco que la
alegría es el fruto de esta intervención de la salvación y del amor de
Dios en nuestras vidas. Y siguiendo las palabras de San Pablo,
invita: “Regocijaos siempre en el Señor. Os lo repito, regocijaos. El
Se￱or está cerca… no se trata de una alegría superficial o
puramente emotiva, ni tampoco es una alegría mundana como la
que da el consumismo”.
San Josemaría, a su vez, nos invita a considerar dónde hemos
de poner el motivo de nuestra alegría: “La alegría que debes tener
no es esa que podríamos llamar fisiológica, de animal sano, sino
otra sobrenatural, que procede de abandonar todo y abandonarte
en los brazos amorosos de nuestro Padre–Dios” (Camino n. 659).
Y todos estamos llamados a compartir esta alegría con los
demás, a dar consuelo y esperanza a los pobres, a los enfermos, a
las personas que están solas y a la gente infeliz, finalizó el Papa.
José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero (UNAM) y Doctor en Filosofía (Universidad de Navarra)
( articulosdog@gmail.com )