DIOS SE HIZO VECINO
Nadie recuerda con exactitud lo sucedido.
Lo cierto es que, en un determinado momento, todo lo organizado para el
parto se puso en movimiento.
Habían pensado…….. y muchas de las cosas pensadas quedaron para otra
oportunidad.
Habían pensado…….. y mucho de lo preparado quedó en el camino.
Habían resuelto llevarla a una casa más cómoda.
Llegó antes de que ello fuese posible.
Habían organizado trasladarla a una casa con agua y luz.
Llegó antes de que ello pudiese concretarse.
Alguien dio un primer aviso y…………
Corrieron a calentar agua.
Llevaron unas velas para iluminar el lugar.
Acercaron unos paños limpios y una sábana para acomodarla sobre ella.
No habría de parir en el suelo ya que alguien, hacía unos días, había
arrimado un colchón.
Usado y pobre pero era mejor que el suelo.
Unas vecinas cargadas de experiencia se hicieron lugar empujando a las
curiosas.
Alcanzaron unas órdenes para que nadie quedara en el lugar.
Solamente estaban presentes con sus voces a media voz desde otro espacio
de la casa.
Entre las luces movedizas de las velas comenzaron los trabajos de parto.
Con voces imperiosas obligaban a pujar a aquella joven primeriza.
Por momentos el dolor se hacía muy intenso y la palidez ganaba la piel del
rostro transpirado de aquella joven.
Le decían que podía gritar y tal cosa no hacía otra cosa que ella apretase
sus labios en un mordisco más intenso.
Sus labios adquirían una línea roja dejada por sus dientes que se apretaban
para no dejar salir sonidos de dolor.
Las mujeres expertas no dudaban en las operaciones que debían realizar.
La sangre manchaba las piernas de la joven, la sábana y las manos de las
expertas.
Poco a poco el niño fue apareciendo.
Una vez que su cabeza había salido del interior de su madre ya todo fue
más rápido.
Con prisa y precisión cortaron el cordón que los unía.
El niño ya apartado de su madre irrumpió en un llanto poderoso.
Mientras en una pieza todo era limpieza en la otra todo era sonrisas.
Navidad había llegado.
Dios se hizo vecino y habitó entre nosotros.
Ya no eran intrusos en una casa abandonada.
Eran vecinos que se integraban a la realidad del barrio.
El llanto de aquel niño había abierto las puertas a la vecindad.
El llanto de aquel niño era la identificación con el barrio.
Desde ese irrumpir con su llanto todo lo del barrio es parte de su realidad.
Asumía cada una de las realidades del barrio.
Todo lo del barrio dirá de él.
Mientras tanto, los vecinos, que habían mirado como extraña a aquella
pareja a su llegada, disfrutan de ese niño que llora y que, de alguna
manera, lo sienten propio.
Navidad es Dios que se identifica con lo nuestro para que lo sepamos
cercano.
Navidad es Dios que se hace hombre para hacerse vecino.
Por ello, ante el hecho de la Navidad, FELICIDADES PARA TODOS.
Padre Martín Ponce de León S.D.B.