SENCILLAMENTE NAVIDAD
Quisiera poder prolongar lo de anoche.
Noche de encuentros y de abundancia de calor.
Noche de sonidos y de paz.
Noche de Dios que se hace vecino y de vecinos a Dios.
Dios se ha avecinado con el ser humano porque todo lo nuestro es de su
interés.
Nada, nuestras dificultades, límites, logos o alegrías, le resulta distante.
Navidad es un prolongado grito de amor por todo lo nuestro.
Es un grito gozoso porque producto de una iniciativa libre.
Es un grito responsable puesto que aceptando nuestra libertad.
Es un grito consciente ya que respetuoso de nuestra condición.
Quizás hubiese sido más sencillo elevar la condición humana a la divina.
Podría, en su iniciativa, haberlo realizado.
Pero ello no fue lo que hizo.
Se abajó Dios a nuestra condición para mostrarnos cuánto nos ama.
No nos quiere perdiendo nuestra condición sino que realizándonos es como
habremos de llegar a Él.
No nos quiere apartados de nuestra realidad de personas sino
involucrándonos, siempre un algo más, con todo lo que hace a nuestra
realidad personal.
Para llegar a Dios no debemos encerrarnos en estructuras místicas o en los
templos sino que, desde Navidad, llegamos a Él en el encuentro con los
demás que hace y dice de nuestra condición de personas.
Rezos y ritos están bien en la medida que nos ayudan a comprometernos
con la dignificación de los demás en cuantos seres humanos.
Navidad no es un recuerdo, únicamente, sino un compromiso de vida ya
que es lo de Dios para con nosotros que se debe prolongar.
Navidad es lo pequeño que se llena de Dios para todos.
Pero ese “para todos” debe tener una particularidad puesto que dice de los
más pequeños.
Los pastores no son unas figuras decorativas y poéticas sino que son un
signo de todo un estilo de vida.
En aquel tiempo, cuando la primera Navidad, los pastores eran seres mal
vistos dentro de la estructura socio- religiosa.
Eran seres que se consideraban marginales por su no cumplir con todas las
obligaciones que la Ley indicaba.
Son, casualmente, ellos los invitados a llegar hasta Dios hecho hombre.
No cumplían con las normas pero cumplían con la necesidad de estar al
servicio de aquellos seres razón de sus vidas.
No cumplían con los ritos establecidos pero cumplían con la obligación de
buscar lo mejor para quienes debían cuidar.
No participaban de los actos cultuales pero sabían estar disponibles y
atentos para que nadie de los seres a su cuidado tuviese necesidad alguna.
Por ello es que son los primeros en contemplar a Dios hecho hombre y nos
enseñan de responsabilidad, tarea y compromiso.
No necesitamos de mucho para que Navidad sea el desafío del estilo de vida
que se desea puesto que es el que se propone.
Sencillamente Navidad y todo lo nuestro debe ser prolongar lo de anoche.
Padre Martín Ponce de León S.D.B.