Desde las ideas hacia la vida
P. Fernando Pascual
22-4-2017
Las ideas no tienen cuerpo, ni
dinero, ni almacenes. Pero tienen un peso enorme en la vida de las personas y
de los pueblos.
Desde ideas reciben alabanzas
o críticas los comportamientos, las situaciones, el color de los edificios y la
subida de los impuestos.
Desde las ideas un ser humano
escoge unos estudios, llama a una fábrica o a una oficina, espera encontrar
trabajo a su medida y bien remunerado.
Desde las ideas inician las
guerras o se firman acuerdos de paz, se construyen puentes o murallas, se
trazan autopistas y aeropuertos.
Las ideas están siempre a
nuestro lado. Al amanecer, pensamos con ideas cuál será la mejor decisión sobre
esta compra, sobre la cantidad de sal a poner en la comida, sobre el libro que
leeremos.
Al anochecer, evaluamos la
jornada y sentimos alegría si creemos (desde ideas) que el bien ha dominado, o
lloramos ante errores, incluso pecados, que dejaron heridas en uno mismo o en
otros.
Ideas y más ideas. Ellas
acompañan nuestras decisiones. Ellas explican la limpieza o el desorden de las
calles. Ellas fraguan culturas y tecnologías, con sus límites y sus riquezas.
Cada idea, por lo tanto, tiene
un peso ineliminable en la vida de cada uno y en el
camino de los pueblos. Porque son ideas las que se enseñan en la escuela o en
la radio, las que circulan por Internet y la televisión, para luego generar
miedos o esperanzas.
¿Qué ideas dominan en mi alma
y en la cultura que me rodea? ¿Qué ideas me impulsan a frenar comportamientos
dañinos y a promover los que llevan a la verdad, la justicia, el bien y la
belleza (que también son ideas)?
El sol sigue su órbita en el
cielo. Una nueva idea aparece ante mis ojos y obliga a mi mente a optar por
ella o a dejarla de lado. El tiempo no perdona. Hay que tomar decisiones.
Por eso pido ayuda a Dios y a
mis amigos para ver mejor y así acoger ideas sanas y verdaderas. Entonces seré
capaz de tomar decisiones que, espero, produzcan mejoras en mi vida y en el
mundo entero.