Tarragona, Arco de Bará y otros

 

Padre Pedrojosé Ynaraja

 

Paisaje es cultura, o, más bien, el paisaje fomenta la cultura. No moverse de un único paisaje y ser feliz, casi es imposible, o propio y posible para místicos, muy místicos. Por unos u otros motivos, el hombre se ha desplazado de una u otra manera, sea emigrante, conquistador, explorador, vendedor, peregrino. Son estas algunas de las formas escogidas, u obligadas, por las que le ha tocado pasar. Hoy tal vez la que prima, sea el turismo.

 

CARRETAS, MESONES, TREN…

 

Antiguamente, quien no se desplazaba andando, lo hacía en carretas, por caminos que unían poblaciones. Generalmente, las sendas eran paralelas a los ríos, evitando las montañas. Más tarde, para librarse de bandoleros de cualquier categoría, las ciudades se edificaron más arriba. De una u otra manera que lo hicieran, mesones o herrerías, eran lugares de descanso y de cierta convivencia. Llegó el ferrocarril y los vagones se dividían en compartimentos. Por desconocidos que fueran los viajeros, al cabo de poco rato, o de unas horas, alguien hablaba. Una abuelita podía decir: pues yo me digo que… Otro saludaba y tal vez preguntaba si se podían cerrar las ventanas, o apagar las luces. A partir de simples frases, se iniciaba el diálogo y se compartían opiniones, experiencias o deseos.

 

Conversación y paisaje enriquecían al viajero. El pueblo que quería guardar memoria de algún portento o hazaña, levantaba monumentos en honor de sus próceres para que el viajero se enterase de las riquezas históricas que guardaba la población. La visión de las montañas, bosques o edificaciones enriquecían la cultura, vuelvo a repetir.

 

VELOCIDAD

 

Hoy en día se viaja en trenes de alta velocidad, por autopistas, o en avión. El traslado es rápido, pero nulo el enriquecimiento espiritual. Metido en un A-380, uno puede asombrarse de los avances técnicos y hasta puede maravillarse de que el mismo efecto Venturi que actúa en cualquier diminuto pulverizador útil en cosmética, es el que, gracias al diseño de las alas, mantiene el mastodóntico aparato a grandes alturas. Es curioso pensarlo, pero difícilmente duradero y entretenido. Volando por encima de las nubes uno se aburre, de aquí que se le ofrezcan insulsas películas, para que olvide que está apretujado y se moverá, por mucho que lo intente, con bastante dificultad. Viajar sumergido en el paisaje, ya no es cultura. Hoy el eslogan dice: la gastronomía es cultura. Gran principio.

 

TARRAGONA, RIQUEZAS

 

Esta larga introducción la he redactado para referirme a otra de las riquezas culturales de Tarragona, además de las que he referido últimamente.Cerca de la antigua Tarraco, hay un arco de triunfo, llamado de Bará. Antiguamente, cuando uno se desplazaba por carretera, podía contemplarlo. Actualmente la autopista pasa lejos. Ahora bien, me gusta acompañar, ofrecer como obsequio a mis amigos, alguna visita y he descubierto que, principalmente a los latinoamericanos o caribeños, un arco de triunfo, les resulta interesante, por no existir tales monumentos en sus tierras. Obré así últimamente y como disponíamos de tiempo suficiente, viajamos por carretera convencional y nos detuvimos, sacamos fotos, observamos la vegetación tan típicamente mediterránea del lugar y hasta saqué copia de la inscripción informativa que ahora ofrezco textualmente a los lectores, dice así: “Arco de Bará, arco honorifico romano construido sobre la antigua Vía Augusta por disposición testamentaria del ciudadano Lucio Licinio Sura, de la tribu Sergia, a finales del siglo I antes de Cristo. El monumento presenta una única abertura enmarcada en ambos lados por pares de pilastras corintias sobre podio…”

 

UN ARCO MODESTO

 

Hay que reconocer que se trata de un arco modesto. Cuando lo miro, pienso siempre en el que más he observado y fotografiado, debido a su interés histórico y a mis intereses y aficiones personales. Se trata del Arco de Tito, en Roma. Situado cerca del Coliseo al inicio del recorrido por el Foro Romano, que acabará cerca de la cárcel Mamertina, donde, según la tradición, estuvo prisionero San Pedro. Advierto que los arcos de triunfo, generalmente, están decorados con bajorrelieves historiados, que refieren triunfos o éxitos del personaje al que están dedicados.

 

JERUSALÉN

 

Tito, más exactamente Titus Flavius Sabinus Vespasianus, fue el general romano que conquisto y destruyó Jerusalén, el año 70 d.C. El acontecimiento lo anunció Jesús y buena noticia de ello la da el historiador judeo-romano Flavio Josefo. Más tarde el glorioso militar fue emperador del Imperio Romano, del año 79 al 81. Una inscripción en el ático, refiere que el Senado y el pueblo de Roma lo dedicaron al divino Tito, hijo del divino Vespasiano.

 

LA MENORÁ

 

Vuelvo al arco de Tito. La importancia de esta monumento reside en que en uno de sus muros, un relieve refiere con detalle la substracción y traslado por parte del ejercito romano, de la Menorá, el candelabro de los siete brazos, del vestíbulo de la parte más sagrada del santuario del Templo de Jerusalén. Las fotografías que acompañan dan buena cuenta de ello.

 

Recientemente, minuciosos estudios técnicos, han descubierto que el relieve, en sus orígenes fue policromado. La ilustración, evidentemente, no se trata de una foto mía, es muestra de estas investigaciones. Añado que, más recientemente aun, se han descubierto restos, exactamente las bases, de un segundo arco dedicado al mismo Tito.

 

MENHIRES

 

Y ya que sale la expresión de tipo religioso, aprovecho para indicar que anteriormente, de una manera mucho más modesta, el hombre quiso dejar recuerdo de acontecimientos importantes de su historia y de sus creencias, clavando en el suelo una simple piedra. Son los menhires, como el que aparece en la ilustración, que está próximo a mi casa y probablemente semejante a los que menciona la Biblia, sea en el viaje de Jacob, que huye a casa de su tío, o el que planta Josué, como testimonio, exigencia y recuerdo del compromiso de las tribus con su Dios, en Siquem.

 

Voy recordando mientras escribo algunos de los arcos de triunfo que he visto.

 

El más interesante de todos sería lo que queda en Jerusalén del arco que los romanos, después de la destrucción de la ciudad judía, y edificada ya la nueva población, que llamaron Aelia Capitolina, levantaron en señal de triunfo. Pienso ahora que dado que merecería una buena aportación fotográfica, dejo explicación de los detalles, para otro día. Paso de largo por idénticos motivos, las explicaciones del Arco de Triunfo de París, en la “place de l’Etoile” hoy Plaza de Charles de Gaulle.

 

Ahora bien voy a acabar con fotos de un arco que no es de triunfo, pero que también se le llama arco, situado en la misma población francesa. Se dieron muchos detalles en la prensa cuando se levantó y sentí mucha curiosidad por conocerlo y conseguí verlo algunos años después. Es un edificio impresionante, ejemplo de buena arquitectura actual. Ya he adelantado que no es de triunfo y ahora añado que ni siquiera es propiamente arco. Se trata de “Grande Arche de la Defense”. Un cúmulo de estancias cuyo conjunto semeja un arco. Impresiona todo él y el conjunto urbanístico que lo rodea. (continuare)