V Domingo de Pascua, Ciclo A
SERVICIO RESPONSABLE
Padre Pedrojosé
Ynaraja
1.- Cuando yo
estaba acabando mis estudios de bachillerato, la diversidad de carreras a
escoger era bastante limitada. Un licenciado, o un ingeniero servía para todo,
o se creía era posible que lo fuera. Hoy en día esto es inimaginable. Son
precisas múltiples especialidades.
2.- Algo semejante
a lo que os decía, mis queridos jóvenes lectores, aconteció en la primitiva
Iglesia. No era suficiente que presidiera y administrara la Comunidad una sola
persona, por el sólo hecho de ser Apóstol o compañero-discípulo de Apóstol. El
número de los congregados crecía y la variedad y diferencia entre unos y otros
iba aumentando. La primera lectura de la misa de este domingo nos habla de
ello. En el simple núcleo de Jerusalén, convivían dos culturas. La autóctona,
la de los que siempre habían vivido en la capital y se entendían entre sí en
lengua aramea, aunque sus dirigentes e intelectuales conociesen y utilizasen en
sus ritos el hebreo. Eran gente generalmente sencilla, desconocedora de lejanos
horizontes. Los otros, los que habían vivido o descendían de los que se habían
trasladado y formado núcleos en lejanos países, que habían adoptado lengua y
costumbres del mundo griego, ordinariamente más cultos. De ambas culturas
procedían los fieles del Señor. Cada una de ellas conservando sus peculiaridades
y sufriendo sus carencias.
3.- La
descripción idílica que se nos hace en algún pasaje de los Hechos de los
Apóstoles, simultaneaba con las dificultades de convivencia y colaboración que
se explican en el fragmento de la misa de hoy. Era difícil atender a todos por
igual si esta responsabilidad era exclusiva del que presidía las asambleas. Un
episodio semejante al de lo que le ocurría a Moisés. La Iglesia, único
sacramento, se diversifica en dos funciones. Surgen los diáconos. Si proclamar
la Palabra era esencial, ejercer la Caridad también lo era.
4.- En la
historia de la Iglesia, junto a los que presidían, obispos, aparecen los que
servían, diáconos. Estos segundos se distinguieron y se distinguen. Se
llamarán: esteban, Lorenzo, Vicente, etc. etc. …Francisco
de Asís. (sí, el que revolucionó el mundo del
monacato, inventando el de los mendicantes, no era presbítero. Y es sólo un
ejemplo, no quiero alargarme). Pasó mucho tiempo y la Iglesia olvidó señalar
esta función de servicio con un sacramento. Lo recibíamos los que aspirábamos
al sacerdocio, como un paso previo, como una especie de escalón. El Vaticano II
lo reinstauró como función de Iglesia en exclusiva. Todavía no ha llegado a
madurar, hay que reconocerlo. Para que me entendáis os pondré algún ejemplo. El
responsable de Cáritas, debería solicitar y recibir este sacramento, para
recibir Gracia que facilitara sus funciones. El director de una publicación
periódica, en papel o por Internet, de igual manera. El médico de un asilo
cristiano, en función altruista, mejor dicho, caritativa, debería gozar de esta
asistencia sagrada.
5.- Os he
hecho estas observaciones, mis queridos jóvenes lectores, porque oiréis a veces
la definición de un diácono como algo semejante a un presbítero, que puede
casar y bautizar, dar la comunión, acompañar en el altar al obispo o al
sacerdote y presidir entierros, pero no celebrar misa, ni confesar. Es una
definición inexacta totalmente. Si me he entretenido en ello es para que os
preguntéis, los que estáis en disposición de preguntároslo, si aspiráis a tal
ministerio. Y dicho sea de paso, lo de que los diáconos se casen y los
presbíteros no, es práctica de la Iglesia latina. En las Iglesias católicas
orientales, varones casados reciben, si quieren y el obispo está de acuerdo, el
sacramento del presbiterado.
6.- El texto
del evangelio que se proclama en la misa de hoy contiene doctrinas muy
importantes. Recuerda el Maestro que debemos ser personas esperanzadas. Da dos
razones. En la casa del Padre hay múltiples estancias. Todo el mundo está
invitado. De verdad y muy bonito. Pero también que son diversas, que no se
exige homogeneidad. Y esto muchos quieren olvidarlo. Pertenecen a una
asociación, movimiento, camino o prelatura y se creen que todo el mundo debe
hacer la misma opción. El Jardín de Dios, en tal caso, sería monótono, sus
flores, muchas de ellas, parecerían de invernadero y en la Iglesia se vive la
libertad de la flora silvestre. O en una única horma que quieren meter a todos,
no cabrían las diversas idiosincrasias. La Comunión de los Santos es un festín
de manjares selectos, diferentes, aptos para todas las apetencias. No hay nada
tan encantador como ver por la montaña una genciana junto a un edelweiss y una
orquídea. Y yo he visto próximas estas flores, sin que tuviera que escoger,
maravillándome de todas.
7.- Hay
religiones de libro. Sus enseñanzas se derivan exclusivamente de un texto. Sus
adeptos se saben de memoria multitud de sus párrafos. Nuestra Fe es en una
Persona. Es importante saber lo que dijo y pusieron posteriormente por escrito.
Pero lo esencial es imitarle, amarle, sentirse unido a Él. Jesús, el Señor,
nunca abandona, no lo olvidéis, mis queridos jóvenes lectores. Él mismo es
camino, pero aunque lo abandonéis, siempre podéis volver a encontrarlo, a
recorrer con Él y en Él, la senda al Padre, a la Eternidad Fe