La pregunta por los fines
P. Fernando Pascual
13-5-2017
Muchas veces la pregunta “¿por
qué haces esto?” se puede convertir en esta otra: “¿para qué haces esto?”
Porque toda acción
inteligente, fruto de un momento reflexivo y de una decisión libre, está orientada
a una meta.
Quizá busco un rato de
descanso, o un mejor rendimiento en el trabajo, o poner en orden los papeles, o
alegrar el día de un amigo.
Cada decisión tiene sentido
por estar orientada a un fin concreto. Será un fin malo, si genera dolor y
promueve mi egoísmo. Será un fin bueno, si ayuda al otro en sus necesidades y
me saca de mí mismo.
No siempre damos mucha
importancia al fin que tienen nuestras opciones. El mundo nos estimula de mil
maneras para que tomemos opciones rápidas, casi irreflexivas, cómodas y
fáciles.
Pero cuando nos damos cuenta
de la brevedad de la vida y reconocemos cuánto tiempo perdemos en cosas
inútiles, podemos pensar mejor qué vamos a hacer en este nuevo momento que Dios
me ofrece.
La pregunta por los fines,
bien formulada, me ayuda a descartar aquellos que generan males y a escoger
aquellos que promueven belleza, verdad, justicia, paz.
El mundo está herido por miles
de opciones equivocadas, algunas de las cuales dejan heridas que duran años y
años. Basta con pensar en divorcios causados por el egoísmo, o en injusticias
que generan amargura y desaliento.
Por eso, si dejamos que Dios
limpie nuestros corazones e ilumine nuestras mentes, estaremos más dispuestos a
ver qué fines buenos tengo ante mis ojos y a llevarlos a cabo con generosidad,
alegría y esperanza.