Aprender a cambiar de
decisiones
P. Fernando Pascual
21-5-2017
Cada decisión se toma desde
datos conocidos. Los instrumentos útiles que tenemos en la oficina, el tiempo
supuestamente previsto para desarrollar este proyecto, la competencia de
quienes pueden poner manos a la obra.
Una vez que la mente
reflexiona sobre estos datos, la voluntad puede decidir. La decisión será mejor
o peor, adecuada a las metas o poco realista, pero siempre es consciente.
Ocurre que algunas personas se
amparan en el hecho de haber reflexionado para encerrarse en sus decisiones y
así negarse a modificarlas. Afirman que tras haber analizado varios aspectos,
hubo claridad de mente y que no desean cambios.
En realidad, un aspecto propio
del ser humano es la apertura a nuevos elementos, a datos que pueden ser vistos
con perspectivas enriquecedoras, a la escucha de pareceres que llegan desde
mentes con ideas diferentes.
Por eso el arte de cambiar
decisiones se construye desde mentes abiertas y corazones sencillos que no
cierran la puerta a la escucha y que consideran continuamente nuevas
dimensiones que permiten ver más allá del propio punto de vista.
Ello no implica tener que
estar continuamente replanteándolo todo. Hay decisiones que vale la pena
mantener también después de haber escuchado opiniones muy interesantes. Pero en
otros casos, muchos más de los que imaginamos, un cambio de decisiones permite
ajustar mejor los medios para alcanzar las metas deseadas.
Entre las decisiones que
entretejen la biografía de las personas y los grupos, hace falta una mayor
atención a las posibilidades de cambio cuando está en juego el bien temporal y
eterno de otros. Porque una opción que pueda alejarnos de Dios y apartarnos de
la justicia merece ser superada, y porque otra opción ya de por sí buena
siempre es susceptible de mejoras.
Cada día está tejido de
pequeñas y grandes decisiones. Aprender a cambiarlas con la mirada puesta en
Dios y en los seres que caminan a nuestro lado permitirá corregir errores
dañinos y avanzar hacia mejoras que, esperamos, construyan un mundo un poco más
feliz, más justo y más abierto al cielo.