Un electrocardiograma espiritual
José
Martínez Colín
1) Para saber
Cuando se reúnen un
grupo de amigos, en ocasiones se suscita una discusión sobre aspectos morales,
si algo está bien o está mal… Muchas de esas cuestiones ya han sido estudiadas
y resueltas por la Iglesia y escritas, por ejemplo, en el Catecismo de la
Iglesia Católica. A veces bastaría consultarlo para salir de dudas. Sin
embargo, hay otras dudas muy particulares, concretas, y unas complejas, que hay
que saber aplicar con prudencia los principios universales. Uno podría sentirse
confuso sobre la decisión a tomar. Para ello, recomienda el Papa Francisco, hay
que saber escuchar al Espíritu Santo para saber discernir sobre el bien y el
mal.
Con ocasión de la
solemnidad de Pentecostés, con la que termina el tiempo pascual, el Papa ha
reflexionado sobre la importancia de estar atentos a lo que el Espíritu Santo
nos inspire.
2) Para pensar
Se cuenta que desde
la Bahía de Nueva York hasta donde comienza el agua profunda del mar se
extiende un canal de casi veintiséis kilómetros de largo y sumamente angosto.
En años pasados era
bastante difícil navegar en el canal cuando había neblina o tempestad.
Entonces, alguien ideó el plan de poner un cable, en el fondo del río arenoso,
que trasmitiese signos eléctricos a través del agua, guiando así a los barcos a
caminar por el centro del canal hasta llegar al mar, evitando bancos de arena u
otros obstáculos.
Los cristianos
también tenemos alguien que nos guía para evitar obstáculos y poder llegar a
feliz término en la vida. Se trata del Espíritu Santo que con sus inspiraciones
nos advierte cuando no vivimos en la forma debida y podamos rectificar. Tal
como la señal eléctrica, el Espíritu Santo nos protege de los bancos de arena
del pecado.
Por ello el Papa
Francisco nos invita a preguntarnos, “¿soy capaz de escuchar al Espíritu
Santo?; ¿soy capaz de pedir inspiración antes de tomar una decisión o de decir
una palabra o hacer algo? ¿Pido que me guíe por el
camino que debo escoger en mi vida y también todos los días?”
3) Para vivir
El Espíritu Santo
nos quiere conducir al bien, pero es preciso querer escucharlo. Hay algunos
corazones, seguía diciendo el Papa, que si hiciésemos un electrocardiograma
espiritual el resultado sería lineal, no se mueven, no tienen emociones. En los
evangelios los encontramos en los doctores de la ley: eran creyentes en Dios,
sabían todos los mandamientos, pero su corazón estaba cerrado, no se dejaban “inquietar”.
El Papa invitó a dejarse
“inquietar” por el Espíritu Santo, a ser sensibles a su inspiración, no
rechazarla: ‘‘He sentido el deseo de hacer esto, de ir a visitar a ese enfermo
o de cambiar de vida y dejar esto…’. Sentir y discernir: discernir aquello que
siente mi corazón, porque el Espíritu Santo es el maestro del discernimiento”.
“Una persona que no
tiene estos movimientos en el corazón, que no discierne qué sucede, es una
persona que tiene una fe fría”, añadió el Papa.
Apunta San
Josemaría Escrivá: “la tradición cristiana ha resumido la actitud que debemos
adoptar ante el Espíritu Santo en un
solo concepto: docilidad. Ser sensibles a lo que el Espíritu divino
promueve a nuestro alrededor y en nosotros mismos” (Es Cristo que pasa, n.
130).
José Martínez Colín es
sacerdote, Ingeniero (UNAM) y Doctor en Filosofía (Universidad de Navarra)