OTRA VEZ

 

Las imágenes nos muestran un panorama que no deja indiferente.

El río que avanza por entre la ciudad ocupando espacios.

El olor del agua hace saber de una situación anormal.

El color del agua dice más de suciedad que de normalidad.

El frío de los días parece aumentarse con la humedad imperante.

Las casas ven trepar, por sus paredes una humedad que habrá de empeñarse en durar.

Las cucarachas y las ratas son expulsadas de sus lugares habituales y deambulan por lugares nuevos.

Los límites de la creciente se  marcan por residuos de variada índole.

Muchos son los que quedan en la cercanía de sus hogares.

Miran, desde la distancia, como sus hogares van quedando devorados por el agua.

Son los que experimentan la necesidad de cuidar las pertenencias que quedan en la soledad de la casa abandonada temporalmente.

Las inundaciones, como algunos otros fenómenos naturales hacen se manifieste, plenamente, la condición humana.

Algunos sufren las consecuencias de las inundaciones. Por más inundaciones que se vivan, jamás se acostumbran a tal hecho.

Algunos aprovechan las consecuencias de las inundaciones. Saben que se habrán de beneficiar de donaciones que les permitirán mejorar en algunos aspectos.

Algunos reaccionan dejando crecer la solidaridad y buscan brindar una mano dentro de sus posibilidades.

Algunos reaccionan ante la oportunidad y buscan la manera de beneficiarse de tanto lugar dejado a la voluntad del agua.

Es la condición humana que se hace manifiesta.

Es la condición humana que se hace expresión palpable.

Es la condición humana que se expresa con lo mejor que posee o que deja aflorar sus más viles sentimientos.

Antiguamente se hablaba de la “mentalidad del inundado”.

Hoy en día, debido a muchos planes sociales, la realidad ha cambiado mayoritariamente.

Muchos de los frecuentes inundados han sido realojados.

Hoy los inundados son, en su gran mayoría, gente de trabajo y de viviendas dignas.

Muchos de ellos, sin duda, necesitan de la solidaridad de todos.

Otra vez la naturaleza nos está invitando a no ser indiferentes.

Otra vez la naturaleza nos está pidiendo hagamos algo.

Otra vez la desgracia de algunos nos está solicitando demos una mano.

Hoy, como la creciente está regulada, se pueden salvar muchas cosas ya que poner a resguardo con tiempo suficiente.

Pero hay realidades que no se pueden resguardar.

La humedad y el olor que quedan en las paredes de las casas no pueden evitarse.

La humedad y el olor perdurarán por un buen tiempo.

Necesario se hace poder colaborar con materiales de limpieza.

Esas elementales cosas como para refregar paredes y pisos.

Esas elementales cosas como para poder trabajar, varias horas, con hipoclorito.

La semana que viene o la otra el río comenzará a descender buscando su cauce normal.

Lo suyo no es andar entre zaguanes o calles.

Pero la inundación no se va con tanta facilidad. Perdura dentro de cada casa.

Otra vez se nos pide, desde la naturaleza, una mano de lo mejor de la condición humana.

 

Padre Martin Ponce de Leon SDB