UNA DEFINICIÓN
Me
pediste te definiera la amistad.
Sin
lugar a dudas que no supe hacerlo.
Intenté
esbozar muchas definiciones pero cada una de ellas me resultaba imperfecta o
insuficiente.
¿Cómo
poder definir algo que está mucho más allá que todas las palabras?
Cuando
pretendí brindarte una respuesta busqué palabras que la pudiesen ubicar dentro
de lo lógico.
La
amistad está por fuera de la lógica.
Es
un algo que se instala en nosotros, sin motivos, sin explicaciones y sin
solicitar autorización.
Con
verdad podemos saber que la amistad es un algo que dice de una relación
especial, muy especial, con algunas personas. Con muy pocas personas.
No
es un algo que uno se proponga sino que, simplemente, se da.
Luego
habrá que cultivarla, cuidarla, hacerla dar frutos. Pero ello es harina de otro
costal.
Cuando
queremos darnos cuenta nos percatamos que somos amigos de determinadas
personas.
Podremos
buscar razones o argumentos pero ello no es otra cosa que tener justificativos
para una experiencia vital.
No
hay parámetros que nos hagan prever una amistad.
La
amistad es mucho más que un mero sentimiento.
Quizás,
se podría decir, que la amistad es la suma de muchos sentimientos.
Es
una relación que abarca toda nuestra persona y, por ello, involucra todo
nuestro ser y, allí, siempre se encuentra una suma de sentimientos.
La
amistad implica animarse a correr un riesgo puesto que es una relación que se
establece entre dos personas.
Siempre,
dejar a alguien adentrarse en la vida de uno dice de un riesgo.
¿Cuántos
sentimientos de equivocación se han vivido a raíz de una amistad?
¿Quién
puede decir que nunca se equivocó al elegir un determinado amigo?
¿Quién
no siente que esos “amigos” que uno ha podido encontrar son un verdadero tesoro
porque regalo de Dios para la vida?
El
conocimiento mutuo es un algo que debe ejercitarse todos los días, es una tarea
permanente.
La
amistad es animarnos a dejarnos conocer
por alguien a quien, también, a diario, debemos aprender a reconocer.
Implica,
también, un profundo acto de confianza.
A
medida que la otra persona se va adentrando en nuestra vida vamos quedando más
expuestos, más a la intemperie.
Hacer
tal cosa, lejos de avergonzarnos o asustarnos, es un algo que nos llena de gozo
puesto que nos podemos ir descubriendo más y más aceptados, comprendidos y
ayudados.
Pero
la amistad es un ejercicio que requiere una gratuita reciprocidad.
La
amistad es un profundo canto a la libertad.
Libertad
de aceptación.
Libertad
de entrega.
Libertad
de profundidad.
Libertad
para dejarse domesticar.
El
verdadero amigo jamás fuerza una confidencia sino que respeta los tiempos del
otro.
El
verdadero amigo no se apropia de su amigo sino que se goza en verle crecer, en
verle volar.
Pese
a las diferencias naturales, propias de dos personas, y cada uno vivir con
libertad su propia vida, un amigo, de alguna manera, transita por nuestro mismo
camino.
Muchas
veces podemos confundirla con
compañerismo, camaradería, simpatía o algún otro concepto un poco más
restringido de lo que, verdaderamente, es la amistad.
Para
poder definir la amistad deberíamos poder utilizar esas únicas palabras que
nuestro corazón es capaz de pronunciar.
Nuestros
amigos hunden sus raíces en lo más hondo de nuestro ser mismo y desde allí nos
ayudan a ser.
Quizás
por todo esto fue que no supe brindarte una definición aunque sabía, como ya lo
he dicho en alguna oportunidad, la mejor definición de amistad es el nombre de
mis amigos.
Padre
Martin Ponce de Leon SDB