Una nueva vida humana
P. Fernando Pascual
23-6-2017
El inicio de cada vida humana
está marcado por miles de hechos. Algunos felices y serenos. Otros, confusos y
dolorosos.
En la historia lejana y
cercana, uno percibe el misterio que envuelve la fragilidad humana y las
dependencias que explican la propia vida.
Nacemos gracias a otros,
vivimos ayudados por otros, damos y recibimos. Un flujo continuo de relaciones
nos rodea, mantiene, impulsa.
Porque la vida surge desde la
ayuda ajena, también está destinada a apoyar a otros. Una existencia aislada
queda empobrecida. Una existencia convertida en donación produce belleza.
Constatar que inicia una nueva
vida humana nos llena de alegría. La cadena sigue adelante. Hay esperanza ante
esa existencia apenas comenzada.
Lo que luego ocurra,
ciertamente, queda envuelto en una nube impenetrable. No sabemos si habrá más
alegría que lágrimas, más victorias que derrotas.
Deseamos que el bien domine,
que el amor triunfe, que el pecado quede desterrado. Pero al llegar al uso de
razón, cada nuevo ser humano escoge su presente y su futuro.
Por eso, ante cada nueva vida
humana, elevamos una oración a Dios para que la preserve del mal y la guíe
hacia el bien, para que la sostenga en el amor y la
rescate con la misericordia.
Ha iniciado una nueva vida
humana. Nos toca acogerla con respeto y con cariño, acompañarla en sus primeros
momentos, abrirla a horizontes de amor y de esperanza.
Damos gracias a Dios por ese
don que embellece el mundo, mientras nuestro corazón y nuestras manos buscan
apoyar a ese nuevo ser que ha empezado a recorrer, junto a nosotros, el camino
maravilloso de la vida.