UN CÍRCULO
Me
dijo una persona que era “un círculo en una vida de cuadritos”.
La
verdad que me encantó tal definición.
Me
pareció muy auténtica y muy elocuente.
¡Quién
pudiese afirmar tal cosa de sí mismo!
No
ha de haber nada más importante para una persona que ser ella misma.
No
importan los qué dirán o los estereotipos que deseen imponerse.
Lo
verdaderamente importante es la autenticidad.
Si
por esa autenticidad uno llega a sentirse “un círculo en una vida de cuadritos”
bienvenidos los círculos.
Sí,
bienvenidos los círculos que no hacen de su vida un alarde ni el despreciar a
los que se conforman con ser cuadritos.
Sí,
bienvenidos los que no temen ser diferentes sin exigir que todos lo sean.
Sí,
bienvenidos los que viven con la realidad de ser diferentes sin que les importe
el hecho de ser cuestionados.
Los
cuadritos son previsibles y han perdido la capacidad de soñar e innovar.
Los
cuadritos solamente responden a lo que la sociedad ha determinado respondan.
Jamás
pretenden salirse del libreto establecido.
Jamás
corren el riesgo de improvisar y, tampoco, corren con la responsabilidad de sus
acciones.
Los
cuadritos son obedientes por comodidad e infantilismo.
Los
círculos son sorprendentes e improvisadores.
Los
círculos corren el riesgo de transitar por caminos de búsquedas novedosas.
Los
círculos no temen equivocarse en el afán de ser coherentes.
Tienen
ocurrencias inesperadas y rupturas marcadas con los demás.
Prefieren
la soledad a vivir encorsetados por las mayorías.
Prefieren
la soledad a hacer de su existencia un amoldarse a lo que otros deciden por
ellos.
Ellos
no temen regalar una auténtica sonrisa ya que es su primera manera de regalar
lo que son.
Son
lo que son y no necesitan de dobleces ya que la autenticidad hace a su esencia.
En
oportunidades se ven marginados por ser distintos y por ir contracorriente y
ambas cosas molestan e incomodan.
Pero
ello no les importa debido a que ellos se encuentran por sobre las pequeñeces
de los cuadritos.
Descubrir
un ser círculo en este mundo de cuadritos es, sin duda, un gran privilegio.
Es,
también, encontrarse frente a un gran desafío.
Es
una demostración que es posible y, fundamentalmente, que vale la pena.
Vale
la pena ser auténtico.
Vale
la pena ser uno mismo.
Vale
la pena buscar la coherencia.
Vale
la pena ir contracorriente.
El
futuro no es construido por los que se suman a las mayorías anónimas.
Es
futuro es construido por aquellos que se arriesgan a ser ellos mismos.
Son
los que buscan caminos nuevos y propuestas creativas.
Son
los que sonríen porque creen en el mañana y no se desaniman con las contras.
Encontrar
un círculo en un mundo de cuadritos es, sin duda, una aguja en medio de un
pajar.
Padre
Martin Ponce de Leon SDB