El Kotel

 

Padre Pedrojosé Ynaraja

 

El mundo judío pasa estos días gran tribulación por las declaraciones de la UNESCO, al reconocer el lugar santo del que hablaré, patrimonio de la humanidad y atribuir su pertenencia a la sociedad y cultura islámica palestina. Penas que le vienen de fuera al gobierno israelí y a las que contesta protestando y disminuyendo su contribución económica a la entidad de las Naciones Unidas. Pero no es única la aflicción y esta surge de casa, de la misma cultura judía, como diré después.

 

EL TEMPLO

 

Antes de continuar, y pese a que algunas de las fotos ya aparecieron otro día, vuelvo a los orígenes de la gran edificación del Templo de Jerusalén. El Génesis 22,2 nos dice que Dios mandó a Abraham que ofreciese en holocausto a su hijo, en el país de Moria. La narración no está exenta de tintes dramáticos. Vista la fidelidad del Patriarca, el Señor se pone del lado de la vida y acaba bien y se completa con el sacrificio de un carnero. La narración paralela coránica, dice que se trataba de Ismael, hijo de la esclava Agar.

 

En el lenguaje islámico, el lugar que nos ocupa, recibe el nombre de Explanada de las Mezquitas. En el enunciado israelita, se trata del Monte del Templo. Las dos culturas, pues, se sienten vinculadas a él y le atribuyen a su posición coincidencia con el Monte Moria. Lo que es cierto sin duda alguna, es que en este montículo se levantaba una población jebusea que el rey David conquistó con su ejército personal y posteriormente, abandonando Hebrón, que durante 7 años había sido su residencia real, esta población llamada Sión, paso a ser la capital del reino unificado.

 

SALOMÓN

 

Se propuso edificar un templo al Señor, más tarde, pero no lo hizo. Reconoció que había sido demasiado violento e injusto pecador y dejó la empresa para que la realizase su hijo Salomón, que debía edificarla de acuerdo con normas establecidas por aquel entonces. Le proporcionó los materiales iniciales y el ya emperador, con tratados comerciales con el rey del Líbano, consigue abundante madera para llevarla a cabo. Debía ser una obra que causara asombro, a los pueblos vecinos y lejanos. La misma legendaria reina del Sur, acudirá a contemplar su poder, sabiduría y gloria.

 

Salomón dependía de las tradiciones mesopotámicas, un templo debía elevarse sobre el terreno, para facilitar el encuentro del hombre con Dios. Para conseguirlo levantará, pues, muros que acojan la cima donde anclarán los cimientos. Rellenará el interior con materiales traídos de fuera, hasta conseguir una gran explanada. Semidestruido este, posteriormente será restaurado. Más tarde, Herodes, rey asmoneo, para congraciarse con el pueblo y conseguir fama, aumentará su superficie. Se trata ya del templo que visitó Jesús.

 

TÚNELES Y ARCOS

 

Al tratarse de una plataforma elevada sobre el terreno, algunas puertas, como la de la profetisa Hula se abrirán abajo, al nivel del valle del Cedrón y el fiel subirá por un túnel hasta la superficie. Ahora bien, para las entradas generales, se harán unos grandes arcos, con escalinatas en sus crestas, que todavía hoy pueden observarse en sus inicios, pegados al muro que estaba frente a la ciudad. Este templo fue destruido por el ejército romano. En realidad lo que fue derruido fue el santuario, edificado, el lugar más santo, según se cree, exactamente sobre el lugar del sacrificio de Isaac. Detalle que determinará todavía consecuencias. Era un conjunto complejo de habitáculos reservados a los judíos, para las variadas formas del culto israelita, presentación de los primogénitos, observación de enfermos posiblemente curados, almacenamiento de la leña, el aceite, los utensilios propios de los sacrificios, del dinero de las limosnas, etc., etc..

 

Alrededor de este santuario, acotado por una balaustrada que avisaba que solo los fieles judíos podían franquear, se extendía la gran explanada a la que podían acudir quienquiera que quisiese: maestros que aceptaban discípulos bajo los soportales, para librarse del calor, prestamistas, cambistas, mercaderes, etc. esta fue una de sus originalidades. Los anteriores edificios, el de Salomón y el de Ezequías, estaban reservados exclusivamente a los fieles judíos.

 

EL INCENDIO DE LOS ROMANOS

 

¿Qué quedó a resultas del incendio de las huestes romanas? Además de llevarse como botín el precioso candelabro de oro de los siete brazos: la Menorá, que recordaron más tarde en el arco dedicado a Tito, en el Foro Romano y todo lo que pudieron, le arrebataron a la ciudad, hasta el nombre; a partir de ese momento, la urbe, edificada al modo clásico, Cardo como vía fundamental y lo demás en su entorno, se llamaría Aelia Capitolina y la estancia en ella estaría prohibida a los judíos. Omito evoluciones, parciales derribos y restauraciones posteriores.

 

CULTURA MUSULMANA

 

La cultura musulmana llama hoy en día Al-Quds. Si Jerusalén significaría casa de paz, según posible etimología, o fundación de Salem, divinidad cananea, según otra interpretación. Al-Quds denominación árabe, significa “lo sagrado”. Conserva prácticamente integra la explanada. Es enorme su extensión, de forma trapezoidal y aproximadamente de 15 hectáreas. Su propiedad se la disputan ambas culturas. Su administración, la de la superficie superior, corresponde al Reino de Jordania.

 

Desde antiguo el solemne muro que nos ocupa hoy, el Kotel, que sin duda formaba parte del Templo de Herodes, es aceptado como lugar santo, apto para la oración, el más preciado de todos los lugares sagrados. Cuando las tropas de Israel lo conquistaron en 1968, los judíos gozosos, acudieron, sin distinción de sexo, a rezar. Sonó el Sophar, apoyaron sus sienes los piadosos, en aquellas piedras multiseculares y recitaron los salmos agradecidos a Dios que volvieran a poseerlo.

 

EL MUNDO JUDÍO

 

Debo recordar ahora que, pese a lo dicho, el pueblo judío reconoce que no posee Templo alguno, el Muro fue parte del antiguo. Tampoco está seguro de quienes sean sus sacerdotes. El apellido Cohen, sacerdote, no es prueba segura de que sean, los que así se llaman, descendientes seguros de Aarón, hermano de Moisés y primer Sumo Sacerdote.

 

El mundo judío, del que me proponía hablar hoy, es muy complejo y sus actitudes espirituales también. Me limito a señalar que la disposición de plegaria hoy en el Kotel, con ámbito destinado a los varones, el más extenso y otro de inferior longitud para las mujeres, no es admitida por todos los judíos. Las comunidades he viven en EEUU especialmente, no admiten separaciones, ni exclusividad en el ejercicio del rabinato. Lo decidieron y fue aprobado. Ahora bien, los judíos ortodoxos residentes en Israel forman un partido político, que resulta ser partido bisagra, con capacidad de veto, sus dirigentes no lo aceptan. Ni siquiera que, además del tramo actual, con las debidas separaciones, se adecue otro, concretamente a su derecha, también sustento del antiguo templo, un lugar en el que de varones y mujeres recen unidos.

 

Eco de la disputa se hacen las revistas de EEUU. Exigen el cumplimiento de las decisiones aprobadas. Recuerdan sus aportaciones monetarias. Pero el gobierno, que quiere permanecer, es esclavo de las normas democráticas y debe ignorar o paralizar las decisiones tomadas fuera, si quiere mantenerse (continuaré).