Cómo cultivar nuestro jardín
José
Martínez Colín
1) Para saber
Hay un bello lugar
que se ha propuesto proporcionar a los visitantes una experiencia de belleza
floral a través de jardines. A través de su contemplación han querido promover
el amor y respeto por la naturaleza. Está ubicado en el estado de Morelos: son
los llamados “Jardines de México”. En un escenario lleno de belleza y
tranquilidad de 51 hectáreas, la familia puede contemplar y perderse en el
paisaje aromático, multicolor y tapizado de texturas, donde las flores son para
tocarse. Un propósito es exhibir 193 millones de flores en un año. Se dice que
es el parque temático de jardines florales más grande del mundo.
La jardinería tiene
importantes repercusiones sobre el paisaje, el suelo, los ríos, la atmósfera,
la fauna y flora y se requiere poseer conocimientos de
botánica, agricultura y arquitectura.
Cultivar jardines
no es un oficio fácil, pero en él se tiene la recompensa de contemplar el fruto
del cuidado y cultivo con bellos resultados. Si bien no todos tienen la
preparación para hacerlo, sin embargo todos tenemos otro jardín que habría que
cuidar y cultivar: el de nuestra alma.
2) Para pensar
El Papa Francisco
recordó la parábola del Sembrador, quien esparce sus semillas, cayendo en
terrenos buenos y malos. Jesús es el Sembrador que esparce con paciencia y
generosidad su Palabra que crecerá si la sabemos acoger.
Francisco afirmó
que nuestro corazón es el terreno sobre el que cae la semilla de la Palabra. Pero
nuestro corazón, como un terreno, si es bueno la Palabra dará su fruto, pero
puede ser también duro, impermeable, como cuando escuchamos la Palabra, pero
nos resbala, somos indiferentes a ella.
El Papa nos invita
a pensar si nuestro corazón está preparado, como un jardín, para acoger con fe
la semilla de la Palabra de Dios.
Para ello se deben
quitar las piedras que impidan el crecimiento de las semillas, hemos de ir
quitando las piedras de los vicios y no dejar que se sofoque la presencia de
Dios por las malas yerbas de las ambiciones de poder y riquezas.
Tendremos un terreno
“pedregoso” si nuestro corazón es superficial, si quiere orar y amar, pero no
persevera, se estanca y no ‘despega’ nunca. Es un corazón donde las piedras de
la pereza prevalecen sobre la tierra buena, donde el amor es inconstante y
pasajero.
A su vez, el terreno
“espinoso” es el corazón en que las preocupaciones del mundo y la seducción de
las riquezas mundanas impiden hacer crecer la Palabra. Es vivir con avidez,
para sí mismo, para el tener y para el poder.
3) Para vivir
El Obispo de Roma
aseguró entonces que “si cultivamos estos espinos, ahogamos el crecimiento de
Dios en nosotros. Cada uno puede reconocer sus pequeños o grandes espinos, los
vicios que viven en su corazón, esos arbustos más o menos enraizados que no gustan
a Dios y que impiden tener el corazón limpio”.
Jesús nos invita
hoy a que miremos dentro de nosotros: a dar las gracias por nuestro terreno
bueno y a trabajar en terrenos que no son todavía buenos.
El Papa nos pide tener
el coraje de quitar nuestras piedras y nuestros espinos llevándolas al Señor en
la confesión y en la oración y así dejar un buen terreno donde sean capaces de
crecer las mejores flores en nuestro corazón.
José Martínez Colín es
sacerdote, Ingeniero (UNAM) y Doctor en Filosofía (Universidad de Navarra)