El Milagro de Hiroshima
José
Martínez Colín
1) Para saber
Octubre es el mes
dedicado por la Iglesia al rezo del rosario. Por ello el Papa Francisco recordó
la petición de la Virgen María en Fátima: “Querría que en cada país se rezara
con el rosario”. Este año se cumplen los 100 años de las apariciones de Fátima,
y en cada una, la Virgen pedía que se rezara el rosario.
2) Para pensar
La poderosa
intercesión de la Santísima Virgen María a través del rosario quedó de
manifestó en uno de los episodios más dramáticos de la historia: la explosión
de la bomba atómica sobre Hiroshima. Fue el 6 de agosto de 1945. Murieron más
de 75,000 personas y otras tantas quedaron heridas y luego murieron por la
radiación. Las casas en un radio de 2.5 Km del epicentro fueron destruidas.
Quienes estaban dentro quedaron enterrados en las ruinas y los que estaban
fuera fueron quemados.
Muy cerca de donde
cayó la bomba, se encontraban cuatro sacerdotes que sobrevivieron a la
catástrofe. Eran misioneros alemanes jesuitas sirviendo al pueblo japonés. Su
residencia quedó en pie. No tuvieron efectos posteriores por la radiación, ni
pérdida del oído, ni ningún otro efecto. Esta historia está documentada por
historiadores y médicos y se conoce como el Milagro de Hiroshima.
Los jesuitas eran: Hugo
Lassalle, superior en Japón, Hubert Schiffer, Wilhelm Kleinsorge y Hubert
Cieslik.
Los médicos que les
atendieron tiempo después les advirtieron que la radiación les produciría
lesiones graves, así como enfermedades e incluso una muerte prematura, pero el
pronóstico nunca se cumplió. No desarrollaron ningún trastorno y en 1976, 31
años después del lanzamiento de la bomba, el P. Schiffer acudió al Congreso
Eucarístico de Filadelfia, confirmando que los cuatro jesuitas estaban aún
vivos y sin ninguna dolencia. Fueron examinados por decenas de doctores unas
200 veces a lo largo de los años posteriores, sin que se hallase en sus cuerpos
rastro alguno de la radiación.
Los cuatro
religiosos nunca dudaron de que habían gozado de la protección divina, y en
particular de la Virgen: “Vivíamos el mensaje de Fátima y rezábamos juntos el
Rosario todos los días”, explicaron.
El Padre Schiffer
fue examinado e interrogado por más de 200 científicos que fueron incapaces de
explicar como él y sus compañeros habían sobrevivido. Él lo atribuyó a la
protección de la Virgen María y dijo: "Yo estaba en medio de la explosión
atómica... y estoy aquí todavía, vivo y a salvo”. Explicó que en esa casa hubo
una sola cosa diferente: "Rezábamos el rosario diariamente en esa
casa".
En la otra ciudad
devastada por la bomba atómica, Nagasaki, San Maximiliano Kolbe había establecido
un convento franciscano que también quedó intacto, los hermanos protegidos
gracias a la protección de la Virgen. Allí ellos también rezaban diariamente el
santo rosario.
3) Para vivir
El Papa nos invita:
“Recemos juntos por la Iglesia, por la Sede de Pedro y por las intenciones de
todo el mundo. Pidamos perdón por los pecados. Recemos por la conversión de los
escépticos, por todos los que niegan a Dios y por las almas del purgatorio. ¡A
todos vosotros que rezáis el Rosario, os bendigo de corazón!”.
José Martínez Colín es
sacerdote, Ingeniero (UNAM) y Doctor en Filosofía (Universidad de Navarra)