Una mentira populista
P. Fernando Pascual
22-7-2017
Entre las frases que giran por
ahí, una presenta una idea sugestiva: “el pueblo nunca se equivoca”.
La frase se construye sobre
dos suposiciones. La primera, que el pueblo tiene un modo de manifestar su
propia voluntad. La segunda, que esa voluntad nunca es errónea.
Las dos suposiciones, sin
embargo, están rodeadas de problemas. ¿Cómo entender “pueblo”? ¿Y cómo es
posible conocer su voluntad?
Algunos indican que la
democracia existe como instrumento para manifestar la voluntad del pueblo.
En realidad, la democracia
tiene muchos modos de estructurarse, con los que manifiesta
en parte las divisiones del pueblo, y en parte impide a ese mismo pueblo que
llegue a ser representado exactamente en los parlamentos.
Porque muchas democracias
tienen parlamentos a los que se accede desde leyes que favorecen mayorías pero
que dañan a minorías, o que impiden a grupos pequeños ser representados según
los votos reales.
Además, ¿quién garantiza que
la gente que vota sabe exactamente a quién elige y está de acuerdo con sus
programas? Basta con salir a la calle y hacer una encuesta para evidenciar el
enorme desconocimiento que muchos tienen sobre los programas concretos de los
partidos.
La segunda suposición es más
extraña, casi como un mantra irracional. Si los gobernantes se equivocan, y si
fueron elegidos por el pueblo, ¿no ocurre entonces que el pueblo se equivoca
cuando elige a malos líderes?
El pueblo, incluso cuando vota
de modo más o menos compacto, puede llevar al poder a irresponsables que
provocan graves crisis económicas, tensiones sociales, injusticias, guerras, y
una larga lista de errores históricos.
El pueblo, si es que existe
algo identificable con esa palabra, puede equivocarse, como cualquier ser humano
se equivoca. Porque no existen pueblos abstractos, y si el individuo concreto
comete continuamente errores, también los grupos de poder, los sindicatos, los
gobernantes, y cuantos tengan algún tipo de autoridad están sujetos al error.
“El pueblo nunca se equivoca”.
La frase aparece desde quienes se autodeclaran
representantes de ese pueblo, populistas del pasado y del presente, cuando
seguramente no lo representan, y cuando muestran, con esa misma frase, que
están equivocados...