PROFETAS
Sin duda que han sido seres
elegidos por Dios para despertar el cambio en las conductas de su tiempo.
Seres con un marcado
carácter que supieron actuar a contra corriente de su tiempo.
Imposible suponer a alguno
de ellos con un carácter timorato o endeble.
Hicieron, de su vida, una
denuncia firme de las realidades injustas de su tiempo.
Existieron y existirán
siempre.
En todos los tiempos y en
todos los lugares han surgido seres con esa misión y ese destino.
Son seres que molestan con
sus actitudes ya que no se limitan a vivir contra corriente sino que hacen, de
lo suyo, una denuncia.
Son seres que cargan sobre
sus hombros el desprecio, la incomprensión y la soledad.
Poco a poco van asumiendo
la radicalidad de su opción y ello le acarrea la marginación.
Es mucho más sencillo
repudiarlos que acompañarlos.
Viven, con su vida,
hablando un lenguaje diferente al resto.
Van mostrando que es
posible y ello crea rechazos y soledad porque asumir lo suyo implica un cambio
de vida que, muchas veces, no es deseado.
Gandhi, Martín Luther King,
Oscar Romero, Helder Cámara, Cacho Alonso.
Algunos de los profetas de
nuestro tiempo.
Suscitaron admiración y
reconocimiento luego de su desaparición física.
Mientras vivieron eran
incómodos transeúntes de la historia.
Debieron afrontar
vicisitudes y contrariedades (muchas veces contra su vida) pero nada de ello
les impidió continuar con su estilo de vida que era una voz opuesta a muchas
voces.
No les importó ser
cuestionado por muchos y vistos con admiración por unos pocos.
Supieron hacer escuchar su
voz con más fuerza porque con más y más coherencia.
Para lograr tal cosa se
requiere de mucha fortaleza de carácter y firmeza en sus convicciones.
Ninguno se propuso vivir en
condición de profeta sino que la realidad les fue llevando a posturas más
firmes.
Los profetas no eran
obtusos o cerrados en sus convicciones.
Eran seres de paz y de
diálogo pero convencidos de su deber denunciante.
No juzgaban a los demás
pero no podían callar sus convicciones.
Confiaban ciegamente en el
poder de la convicción.
Son seres que creen en la
esperanza de un cambio y lo promueven con todo su ser.
Llegado un momento están
convencidos de que están jugados a su misión y no se detienen ante nada.
Comienzan a saber de
riesgos y peligros pero no se detienen.
La vida podrá jugarles una
mala pasada pero ello no les importa.
Siempre han existido y
existirán esos seres que son despertadores de conciencia.
Siempre, en cada lugar y
tiempo, surgirá algún profeta.
Por eso es que al mirar a
un profeta de todos los tiempos se mira a Jesús.
Lo suyo incomodó tanto que
resolvieron quitarlo del medio.
Sabía lo que le esperaba en
algún recodo de su camino pero no modificó al mismo.
Sabía no era distinto a
otros y, por ello, cuál habría de ser su final.
Pero nada le hizo modificar
su voz y su prédica.
Hoy, en día, también se
continúan utilizando medios para quitar del medio al profeta.
Misión sublime, tarea
ingrata, final previsible y esperable.
Padre
Martin Ponce de León SDB