¿Tenemos buena memoria?
Pbro.
José Martínez Colín
1) Para saber
Cuando se tiene una
necesidad, es común acudir a quien nos la pueda solucionar. Habría que recordar
cuantas veces hemos acudido a Dios para pedirle su ayuda ante un problema. Sin
embargo, suele pasar que vamos olvidando todos esos favores. E incluso si
alguna vez no vemos la ayuda, aparece la ingratitud, y solemos olvidar todo lo
anterior pensando que nunca hemos recibido alguna ayuda.
El Papa Francisco
nos invita a ser agradecidos y para ello nos lo facilita hacer memoria y
recordar la “gratuidad” de la salvación.
Cuando los escribas
y fariseos como se presentan “los justos” ante Jesús, el Señor les recuerda que
la justicia, la santidad, siempre viene de Dios, porque a veces “se olvida la
gratuidad de la salvación, la cercanía de Dios y se olvida la misericordia de
Dios”.
2) Para pensar
Años antes de que
falleciera, entrevistaron a un gran boxeador, peso completo, que fue campeón en
la década de 1950. Era una persona que el boxeo no la había dañado, y llevaba
una vida sencilla y honrada. Se trataba de Floyd Patterson, a quien se le
conocía como “El Caballero del Boxeo”. Le preguntaron qué le había ayudado a
conservarse así. Él contestó que fue su religión. Le pidieron que si podía
explicar un poco más. Entonces relató un sucedido en sus primeros años de
matrimonio.
Cuando su hija
Jennifer cumplió seis años le regaló un gatito. La niña vivía día y noche para
el gatito: lo alimentaba, lo limpiaba, lo peinaba, le ponía adornos, etc. Y
sucedió un día, que mientras la niña estaba en la escuela, su gato fue
atropellado por un carro y murió. Los padres se preocuparon mucho y decidieron
enterrarlo en el patio, pero no sabían qué hacer por la reacción que tendría su
hija. Desesperado, Floyd se dirigió a la iglesia y ahí le pidió a Dios que lo
ayudara. Regresó más calmado a su casa. Su esposa no quería recibir a la niña,
no sabía qué decirle. Floyd esperó a su hija. Cuando llegó Jennifer, a pesar de
que siempre iba con su gatito, esa vez subió a su habitación sin preguntar
nada. Y no se preocupó ni volvió a referirse al gatito, sino hasta doce años
después qué le dijo a su papá: “Oye papá, cuando yo era niña tenía un gatito,
¿verdad?”, y en ese momento Floyd recordó cómo Dios le había ayudado y él nunca
se lo había agradecido. Entonces fue tal su remordimiento, que se convirtió y
decidió nunca más olvidarse de Dios.
3) Para vivir
Comentaba el Papa
Francisco que no podemos olvidarnos de tantas gracias recibidas por Dios y, en particular,
la salvación obtenida por Jesucristo por la cual ya tenemos acceso a Cielo.
No podemos pensar
que por nosotros mismos conseguimos la salvación haciendo a un lado a Jesús,
quien además nos acompaña de continuo sosteniéndonos. Dice el Papa que cuando
se pierde esta relación cercana con el Señor, se cae en una mentalidad obtusa
que cree en la autosuficiencia de la salvación con el cumplimiento de la ley.
Nunca le
agradeceremos bastante a Jesús lo que ha hecho por nosotros, sin embargo, así
como quien recibe un regalo lo agradece usándolo, así también al frecuentar los
Sacramentos y el trato con el Señor, será una forma de decirle “¡Gracias!”.