Dos modos diferentes de hacer
nombramientos
P. Fernando Pascual
25-10-2017
Para el funcionamiento de
cualquier asociación humana sirven nombramientos. Hay que cubrir necesidades,
hay que escoger personas para cada una, y hay que establecer quién hace qué
cosa y cómo.
Pero entre los diferentes
modos de hacer nombramientos, hay dos que surgen desde criterios muy
diferentes. El primero escoge según tendencias de la opinión pública o según
ideologías en voga. El segundo según cualidades y
aptitudes.
En el primer modo, por
ejemplo, se establecen directivas del tipo: hay que nombrar más jóvenes, o más
mujeres, o más personas de esta minoría. O se indican porcentajes ideológicos:
en esta empresa, colegio o estructura pública se asignarán cargos según
porcentajes prefabricados.
En el segundo modo se analizan
los perfiles, características y competencias que deberían tener quienes van a
ser llamados a cada una de las funciones de servicio, y se busca nombrar a
quienes posean las propiedades adecuadas.
Sorprende que, en un mundo
donde tanta importancia se da a los estudios, a las competencias, a la
honradez, a la buena educación, luego se busque nombrar a las personas para
lograr porcentajes que contenten a la opinión pública o que recojan aplausos de
ideologías cambiantes.
Por eso, vale la pena dejar a
un lado campañas o incluso imposiciones a favor de cuotas y porcentajes que
dividan los nombramientos según un diseño ideológico preconcebido, como si con
tales esfuerzos de ingeniería social pudiera funcionar mejor una escuela, una
empresa, un club o un Estado.
Al mismo tiempo, vale la pena
encontrar caminos para que las personas mejor preparadas y dotadas de una
suficiente honestidad humana y de liderazgo creativo tengan acceso a aquellas
responsabilidades sociales que permitan una mejor organización y que promuevan
la convivencia social, para el bien de todos.