Naipes (y Biblia): pino

Padre Pedrojosé Ynaraja

El lector observará que en el naipe aparece como nombre científico de nuestra planta “pinus pinea”. Consulto diccionarios bíblicos y observo que el que atribuyen a aquellas tierras es el “pinus halepensis”. Desconozco las características de ambos y no me interesa entretenerme en estudiarlas, a los lectores, supongo, que tampoco. Por tierras de Palestina e Israel los que he visto son semejantes a los de las tierras donde habito.

CARPINTERO

Durante algo más de 10 años trabajé en una carpintería, era ocupación de peonaje, pero me instruyó mucho en las características de la madera, por la que, desde pequeño y a instancias de mi padre, siempre he sentido afición. Si antiguamente se utilizaba el pino que crece en la Península: el gallego, para cajas de pescado y soporte en minas, me decían, el del Pirineo, el más próximo, para cualquier cosa barata, el de Soria, de más categoría para ciertos muebles, el de Valsaín, aristocrático él, para superficies elegantes. Entre los de importación, habitualmente  venía de países nórdicos. Se significaban entre los foráneos el melis y el oregón, de procedencia americana, según creo. Con esos nombres y alguno más, y no los científicos, los conocíamos y nos entendíamos.

Llegaron las maderas africanas y trastornaron la labor de elección de los operarios, carecían de nudos y sus betas eran diferentes, a los barnizadores también les tocó aprender.

NEGOCIO

Para los propietarios de pinares de por aquí, serlo no era buen negocio. Se pagaba contribución y su madera no tenía fácil venta. Hoy en día, con el pomposo nombre de biomasa, las cosas cambian. (Por si alguien lo ignora, se trata de triturar troncos y ramas, mezclarlo con cierta cola, prensarlo y desmenuzarlo en granos o taquitos, que queman bien en estufas-calefacción, de suministro automático. Observo por mi entorno que, además de aprovechar estos pinos, los bosques se limpian y mejoran de malezas y arbustos, peligrando menos, o siendo más fáciles de apagar los incendios.

JOSÉ Y JESÚS

José, el operario, y Jesús, el aprendiz-ayudante ¿trabajarían con madera de pino? Seguramente muy poco. En la construcción asegura más la viga de encina. Las conocerían sí, pero no gozarían de su preferencia. En primer lugar porque los bosques de Israel no tienen la altitud que gusta a estos árboles y estaban poco pobladas de pinos, que, generalmente, procedían de las montañas del Líbano, de donde también llegaban las de cedro y ciprés. Pero a esto me referiré otro día. Ahora bien, en las cuadernas de la vieja barca encontrada en tierras de Guinosar, en la que pudo navegar Jesús o que con seguridad conocería y sería semejante a la de Pedro, pese a que domine el cedro y el roble, también hay pino.

EN LA BIBLIA

Explícitamente, y de una manera muy discreta, el pino solo aparece en la Biblia en el siguiente pasaje: “En cuanto lo oyeron, hicieron pregonar en todas las ciudades y en Jerusalén: « Salid al monte y traed ramas de olivo, de pino, de mirto, de palmera y de otros árboles frondosos, para hacer cabañas conforme a lo escrito. Salió el pueblo y trajeron ramas y se hicieron cabañas, cada uno en su terrado, en sus patios, en los atrios de la Casa de Dios, en la plaza de la puerta del Agua y en la plaza de la puerta de Efraím. (Ne 8,15)

CONIFERAS

El pino pertenece a las coníferas. El nombre se deriva de su fruto que tiene forma de cono y se llama piña. Son de diverso tamaño. Las aprovechables, las comestibles para los humanos, son de tamaño superior a las otras, el alimento apetecible para las ardillas que las roen primero para sacar el diminuto piñón que será alimento preferido. No aparece en la Biblia ni la piña, ni el piñón, ni la ardilla, que es animal que se mueve, salta y se posa con gracia, en las ramas de los árboles. Me he permitido acompañar este reportaje con fotografías de diversas piñas, alguna que muestra el fruto corroído por estos graciosos y elegantes bichos.

(He dicho que no aparece el piñón y no ignoro que en algunas versiones sí que se menciona, ahora bien, deduzco por el contexto, que no se trata de este fruto, pero sinceramente, no he sabido que es este piñón que leo en las versiones que ahora cito:

Y dirás: ``Así dice el Señor DIOS: `Una gran águila de grandes alas, largos piñones y espeso plumaje de muchos colores, vino al Líbano y se llevó la cima del cedro; (La Biblia de las Américas)

"Dirás: 'Así dice el Señor DIOS: "Una gran águila de grandes alas, Largos piñones y espeso plumaje de muchos colores, Vino al Líbano y se llevó la copa del cedro; (La Nueva Biblia de los Hispanos) Dudo de que se refiera a la semilla del pino porque en otras, en vez de piñón, ponen miembro:

“Y dirás: Así dice Jehová el Señor: Una gran águila, de grandes alas y de largos miembros, llena de plumas de diversos colores, vino al Líbano, y tomó el cogollo del cedro”; (La Nueva Biblia de los Hispanos)

“Y dirás: Así ha dicho el Señor Jehová: Una grande águila, de grandes alas y de largos miembros, llena de plumas de diversos colores, vino al Líbano, y tomó el cogollo del cedro”: (Reina Valera 1909)

“Y dirás: Así dijo el Señor DIOS: Una gran águila, de grandes alas y de largos miembros, llena de plumas de diversos colores, vino al Líbano, y tomó el cogollo del cedro”: (Biblia Jubileo 2000)

“Y dirás: Así dijo el Señor DIOS: Una gran águila, de grandes alas y de largos miembros, llena de plumas de diversos colores, vino al Líbano, y tomó el cogollo del cedro”: (Sagradas Escrituras 1569)

RESINA

Un producto derivado de los pinos es la resina. Se trata de una secreción que producen algunos árboles y que les sirve como recubrimiento natural de defensa contra insectos u organismos patógenos. En la Biblia se menciona una sola vez en exclusiva y, aun así, no es seguro que se refiera a la del pino. Se trata del siguiente texto: “Judá y la tierra de Israel traficaban también contigo: te daban a cambio trigo de Minnit, pannag, miel, aceite y resina” (Ez 27, 17).

Refiriéndose a otras resinas sí que aparece en diversas ocasiones:

“Entonces se sentaron a comer, y cuando levantaron los ojos y miraron, he aquí, una caravana de ismaelitas venía de Galaad con sus camellos cargados de resina aromática, bálsamo y mirra, que iban bajando hacia Egipto”. (Ge 37,25)

 “Entonces su padre Israel les dijo: Si así {tiene que ser,} haced esto: tomad de los mejores productos de la tierra en vuestras vasijas, y llevad a aquel hombre como presente un poco de bálsamo y un poco de miel, resina aromática, mirra, nueces y almendras”. (Ge43, 11).

MEDINA DEL CAMPO

 El lector observará en la ilustración adjunta, como se obtiene la resina. Este pinar, muy próximo a Medina del Campo, lo conozco desde pequeño y siempre me he fijado en estas incisiones en los troncos, con su recipiente debajo para recoger la savia. La última vez que pasé por allí no pude resistir la tentación de sacar unas fotos, recordando a mis padres que me las enseñaban cuando era niño. Este espeso líquido conserva todavía hoy múltiples utilidades, tal vez la más conocida sea el aguarrás, o esencia de trementina, que se obtiene mediante su destilación.

CAPRICHO NARRATIVO,

Debo reconocer que lo que escribiré a continuación es puro capricho narrativo, que me atrevo a incluir, ya que hace muy poco tiempo que lo he descubierto, me hace gracia y algo tiene que ver con el pino y  el mundo bíblico.

 Sabía que los pueblos antiguos desconocían el anhídrido sulfuroso, la “pajuela de azufre” que aún se utiliza en la actualidad,  para la buena conservación del vino, así que para evitar un poco la oxidación del caldo guardado en ánforas, cubrían su superficie con una capa de aceite. Esta práctica ya la utilizaba el antiguo Egipto. (Otra cosa es la costumbre de almacenarlo en pellejos u odres, más propia de Israel). Me he enterado de que en Grecia precintaban los tapones de las ánforas con resina y, en consecuencia, si permanecía almacenado durante un cierto tiempo, aquel vino tenía regusto de resina.

 Esta práctica de conservación ha desaparecido ya, pero permanece su saborcillo en un vino típico de la Grecia actual, el llamado Retsina. Según leo, al mosto, hoy, antes de iniciar la fermentación alcohólica, se le añade resina, que es el gustillo que tiene este néctar de baja graduación, muy propio para beberlo en el aperitivo. Lo he incorporado a mi vocabulario personal con el nombre de “vino de San Pablo”, pues con seguridad, en su permanencia en Atenas, gustaría de algo semejante al que puedo adquirir yo. Algo de estos brebajes conocía el Apóstol, si era capaz de recomendaciones tales como la que le hace a su discípulo: “No bebas ya agua sola. Toma un poco de vino a causa de tu estómago y de tus frecuentes indisposiciones. (1Tm 5, 23).

¡Que aproveche! Bon appetit!