CRISTO
REY
Se nos invita a celebrar a
Cristo Rey.
Mientras se celebra esta
invitación aún no se ha secado la tinta o se han acallado las voces que hablan
o dicen de lo sucedido a Brissa.
No hace muchos días
vivíamos lo de Valentina y, ahora, esto.
Dos realidades aberrantes
con muy pocos días de diferencia.
No se ha borrado de nuestra
mente el rostro de aquella niña jugando con su bicicleta que se añade el de
esta otra niña detrás de sus lentes grandes.
Tal vez se pregunte qué tiene
que ver lo uno con lo otro.
No es que tenga algo que
ver sino que posee mucho que ver.
Cristo Rey y no hablamos de
una realidad etérea o ajena a lo nuestro.
Cristo Rey y decimos de
nuestro hoy, aquí y ahora.
Es un Rey pero no un
déspota o un tirano.
Es un Rey que quiere contar
con nosotros (todos) para que lo suyo sea.
Su reinado no se efectiviza
desde un chasquido de sus dedos sino desde nuestra tarea cotidiana.
No quiere ser el poderoso
que impone su voluntad sino que es el que, respetando la libertad, hace asuma
un compromiso vital con su reinado.
Un reinado que no es en
base a devociones, ritos o actos cultuales. Es un reinado que se construye
desde valores que dicen de humanidad y dignidad.
Los acontecimientos que
mencionaba al comienzo de este artículo no hacen otra cosa que refregarnos una
clara realidad.
Estamos inmersos en una
sociedad que tiene carencias, que está enferma.
Una sociedad que nos pide a
gritos hagamos algo más por ella.
Una sociedad que nos grita
de lo insuficiente de nuestro actuar.
La madre de Brissa publicó una carta pidiendo quitar crespones y
manifestaciones de rencor puesto que se quería quedar con la mejor sonrisa de
su hija.
Me pareció una postura muy
sensata y rescatable para los duros momentos por lo que debe estar viviendo.
Pocos renglones más abajo
habla de la situación del padre de la niña que estuvo cara a cara con ese
animal sin poderlo matar.
Allí se terminó la sensatez
y lo rescatable para dejar aflorar lo propio del momento que vivimos donde todo
es violencia y desprecio.
No juzgo sus líneas puesto
son el resultado del momento que vive y donde se mezclan sentimientos muy
encontrados y muy intensos.
El reinado de Cristo se
construye desde la coherencia y la vivencia de valores que dicen de sentido
común y respeto.
El reinado de Cristo no es
la utopía hacia la que peregrinamos.
Es la utopía que se
demuestra como posible y real.
Con nuestro actuar no
derrotaremos a todas las miserias sociales del momento pero, sí, habremos de
modificar nuestro entorno.
Modificando nuestro entorno
estaremos modificando lo que nos corresponde cambiar y así estaremos
transformando nuestro hoy.
El reinado de Cristo se
hace plenitud de manifestación en la cruz.
Allí manifiesta,
acabadamente, su amor y su entrega.
Aquellos ejecutantes eran
profesionales en lo que hacían. “Perdónalos porque no saben lo que hacen”
La razón de su misión se
hace plena. “¿Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”
Mucho para hacer. Mucho
para aprender. Mucho para enseñar.
Padre Martín Ponce de Leon SDB