Carta de Adviento
Adviento,
tiempo de espera, tiempo de la visita de Dios, tiempo de escucha, tiempo de
purificación del corazón…
¿Qué esperas
de Dios? En tu corazón anidan muchos deseos, anhelos que Dios ha puesto en tu
corazón. Dios te llama a su amistad, “vosotros sois mis amigos” (Juan 15,14).
El Adviento es un tiempo propicio para alimentar tu amistad con Jesús. Escucha
en tu corazón el eco de su llamada: “Ven y sígueme”. Él te espera en el
silencio y la soledad. Responde ahora, no huyas, este es el momento.
El Señor
visita a su Pueblo. Dios es el que camina con los suyos, sus amigos. Así canta
un himno litúrgico:
“Ando por mi camino, pasajero,
y a veces creo que voy sin compañía,
hasta que siento el paso que me guía,
Al compás de mi andar, de otro
viajero”.
Su compañía
nos da la sabiduría para mirar al mundo de otro modo. La situación que estamos
viviendo, nuestros problemas, todo lo que nos rodea podemos vivirlo con los
ojos de Dios. Incluso hasta nosotros mismos.
“Nosotros
recibimos esta sabiduría cuando comenzamos a ver las cosas con los ojos de
Dios, a escuchar a los demás con los oídos de Dios, a amar con el corazón de
Dios y a valorar las cosas con los valores de Dios” (Papa Francisco).
Dios nos
visita, nos cambia el corazón. Tengamos paciencia con nosotros mismos. El don
de Dios lo llevamos en vasijas de barro. Lo importante no es la vasija sino el
don de Dios.
Abre de par
en par tu corazón a Cristo que pasa y como al ciego Bartimeo te dice:
¿Qué quieres que haga por ti?”.
Tu hermano
Lucio del
Burgo ocd