Dialogantes asequibles

P. Fernando Pascual

20-1-2018

 

Hay quienes dialogan desde una atalaya de dominio. Muestran poco aprecio a lo que digan otros, reflejan un extraño complejo de superioridad, parecen dogmáticos que buscan imponerse.

 

Otros, en cambios, son dialogantes asequibles: entran en la conversación con respeto, con actitudes de escucha, con un modo de acoger a los demás que facilita el diálogo y que permite dar y recibir serenamente cada razonamiento.

 

Encontrarse con el primer tipo de personas causa desazón, porque resulta sumamente difícil mantener la serenidad ante quienes dan señales de una presunción de sabiduría que aplasta.

 

En cambio, encontrarse con el segundo tipo de personas da paz. Tal vez las opiniones sean diferentes, incluso uno puede estar muy equivocado. Pero la sencillez y cortesía del otro facilita enormemente el desarrollo de la conversación.

 

Si distinguimos claramente entre estos dos tipos de dialogantes, podemos preguntarnos si nosotros estamos más cerca del primero o del segundo. Quizá en algunos temas tomamos la actitud del presunto sabio que se impone, y en otros la de quien está disponible a aprender.

 

Lo que importa es aprender a acoger a otros, aunque tengan errores, con un respeto que construya puentes y acerque los corazones. Porque ese es el camino más fecundo para vehicular amablemente ciertas verdades y para señalar errores que han de ser superados.

 

Inicia una nueva discusión. Los puntos de vista son claramente opuestos. Si hay buena voluntad y modos amables de escuchar y de hablar, será posible avanzar poco a poco hacia nuevas perspectivas que permiten hacer más cercana esa meta que todos anhelamos: conocer mejor verdades sobre el hombre, sobre el mundo, y sobre Dios.