Sin temor a la muerte
José
Martínez Colín
1) Para saber
Con motivo del
pasaje bíblico de la muerte del Rey David, el Papa Francisco reflexionó al
respecto: “Nosotros no somos ni eternos ni efímeros: somos hombres y mujeres en
camino en el tiempo, tiempo que comienza y tiempo que termina sobre la muerte”.
Pensar en la
muerte, lejos de atemorizarnos, puede ayudarnos para apreciar mejor la vida. Saber
que aquí en la tierra nuestro tiempo es limitado, nos ayuda para no
desperdiciarlo, ni “matar el tiempo”.
En los últimos años
de vida de Galileo, cuando estaba ya ciego, un visitante le preguntó cuántos
años tenía. El científico le respondió: “Seis o siete. Los que me puedan quedar
de vida, pues ya no tengo los pasados; así como ya no tengo el dinero que he
gastado, sino el que me queda”.
2) Para pensar
El Santo Padre afirmó
que el pensamiento de la muerte “nos salva de la ilusión de ser dueños del tiempo…
“la muerte es un hecho… y antes o
después llega”. No podemos escapar de ella. Al respecto hay un cuento que
ilustra lo inexorable de esta realidad.
Sucede en la
Jerusalén antigua, donde reinaba Salomón. Un criado del rey fue al mercado a
comprar comestibles. Y al dar vuelta en una esquina se encontró frente a frente
con la muerte, la cual lo reconoció y lo miró muy sorprendida. El criado, impresionado
y temeroso, inmediatamente salió corriendo hacia el palacio y le pidió al rey
le prestara el caballo más veloz, pues quería huir de la muerte. El rey accede
a su petición y el criado salió despavorido hacia el norte, cabalgando hacia
Damasco.
Después de mucho
cabalgar, el día empieza a ponerse, pero el criado se ha empeñado en llegar a
las puertas de Damasco al ponerse el sol. Parece que no lo va a lograr, pero
obliga al caballo a que ponga todo el esfuerzo que pueda. Y cuando parece que
está a punto de ponerse el sol, el criado consigue su objetivo, logra llegar a
las puertas de Damasco. Sin embargo, cuál va siendo su sorpresa que justo en
las puertas de Damasco está de pie la muerte esperándolo.
Rendido y ya sin
posibilidad de escapar, se resigna y baja del caballo. Se dirige a la muerte y
le dice: “Has ganado, puedes llevarme. Sólo tengo una duda. ¿Por qué te
sorprendiste tanto en el mercado al verme?”. A lo que la muerte le contesta: “Efectivamente,
me sorprendí mucho al verte ahí. Yo tenía órdenes de recogerte hoy mismo en las
puertas de Damasco al ponerse el sol y pensé que nunca lo lograrías. Pero lo conseguiste.
¡Vámonos!”.
3) Para vivir
En una ocasión le
preguntaron a la santa Madre Teresa de Calcuta qué pensaba de la muerte. La
santa contestó: “Morir es volver a la casa de Dios. Nada más.” Y volvieron a preguntar:
“Su muerte, ¿cómo la espera?” La madre contestó: “Veré a Jesús. Iré a la casa
de Dios. Nada especial. Un día recogí de la calle a un hombre lleno de gusanos.
Lo llevamos a nuestra casa y lo limpiamos. Fue necesario trabajar durante tres
horas. Al acabar, aquel hombre nos miró y nos dijo: “Hermanas, voy a la casa de
Dios”. Y murió con una maravillosa sonrisa en los labios. Esto es la muerte”,
concluyó la Madre Teresa.
El Papa Francisco terminó
invitándonos a “rezar y pedir la gracia del sentido del tiempo” y a repetir
frecuentemente: “Yo no soy el dueño del tiempo”, lo cual puede ayudarnos.
José Martínez Colín es
sacerdote, Ingeniero (UNAM) y Doctor en Filosofía (Universidad de Navarra)