Hacia la parada final
P. Fernando Pascual
9-2-2018
En la vida se suceden momentos
magníficos y oscuros, decisiones buenas y pecados, amores fieles y cobardías.
Gracias a la medicina curamos
heridas y fortalecemos nuestro cuerpo. Con oraciones y buenos consejos
orientamos el alma hacia el amor verdadero.
El tiempo corre sin pedir
permiso. Los días pasan. Las fuerzas empiezan a dar señales de debilidad. El
corazón percibe impulsos hacia el egoísmo.
Con la ayuda de Dios nos
levantamos tras un pecado. El sacramento de la confesión borra la culpa y
devuelve la gracia a quien se arrepiente.
Con la ayuda de médicos y de
otras personas superamos enfermedades y cansancios del cuerpo y reemprendemos
el trabajo cotidiano.
En ocasiones, aparece una
enfermedad que cambia todo el panorama, o llega la vejez que empieza a cerrar
posibilidades en quien hasta entonces era un volcán de iniciativas.
Sabemos que esta vida no es la
patria definitiva. Un día tendremos que decir adiós al sol y a los amigos, a
los familiares y a los compañeros de trabajo.
Todos estamos en camino hacia
la parada final. Llegará antes, en muertes que consideramos prematuras pero que
tienen su sentido en el corazón de Dios. O llegará más tarde, cuando las canas
y los dolores se convierten en algo ordinario.
Lo importante es seguir en el
camino mientras Dios nos dé fuerzas y esperanza. Todo lo que hagamos desde el
amor viste de belleza el tiempo presente y prepara alegrías para el cielo.
Ahora solo me quedan estas
horas que pasan veloces. Una llamada me da la noticia de la enfermedad de un
amigo. Corro para buscarle y así sentir, a su lado, la brisa del abrazo que
espera a cada uno de los que somos hijos del mismo Padre de los cielos...