SIEMPRE
ES POSIBLE
Un fin de semana la vi con
su inmensa sonrisa blanca.
Antes de terminar el fin de
semana desapareció.
El fin de semana siguiente
volvió a aparecer.
Antes de que volviese a
desaparecer le pregunté por su presencia fugaz.
Me explicó que trabajaba y
no estaba de licencia y, por ello, solamente podía integrarse los fines de
semana.
Para poder integrarse debía
realizar muchos kilómetros para llegar y para retirarse.
Allí andaba yendo y
viniendo sin perder su sonrisa.
Una sonrisa muy blanca y
amplia que sobresaltaba sobre su piel oscura.
Parecía que el cansancio
del esfuerzo no le llegaba sino que, por el contrario, por su ausencia entre
semana tenía sobradas energías para brindarse.
Luego del fin de semana
cargado de actividades extras debía integrarse a su trabajo diario.
Tal dificultad no estaba
presente en ella.
Regalaba su sonrisa
constantemente y se multiplicaba en tareas para servir.
Estas líneas no quieren ser
otra cosa que mi gratitud por su enseñanza.
Podía encontrar razones
valederas para no transitar esos kilómetros.
Podía dar muestras de
cansancio.
Podría privarse de alguna
actividad.
Nada de eso realizaba sino
que se limitaba a actuar obsequiando su sonrisa.
Sin duda que la sonrisa es
un común denominador entre aquellas personas pero, en ella, es demasiado
llamativa como para resultar indiferente.
Siempre se puede.
Por más que la actividad se
haga exigente siempre es posible darse un algo más.
Por más que todo se vuelva
agotador siempre es posible un poco más.
Cuando la actividad es
atrapante siempre es posible un esfuerzo más.
Por más que el cansancio
gane espacio en el cuerpo siempre es posible conservar la sonrisa.
Por más que no se esté
completamente integrado a la tarea siempre es posible ser útil.
Aunque se deba tener
presente el horario siempre es posible brindarse a pleno.
Siempre es posible encontrar razones para apasionarse por una
tarea.
Siempre es posible encontrar a alguien que espera y necesita el
regalo de una sonrisa.
Cuando una sonrisa se dibuja
en el rostro y brilla en la mirada dice mucho más que muchísimas palabras y que
algunas acciones.
Una sonrisa sincera abre el
acceso al interior de los demás.
Una sonrisa auténtica dice,
de Jesús, más que algunas predicaciones.
Siempre es posible alimentar
el interior como para que se dibuje una sonrisa.
La capacidad de sonreír es,
sin duda, un regalo de Dios que no se puede negar a los demás.
Una sonrisa es constructora
de fraternidad y cercanía.
Una sonrisa puede mucho más
que variados empeños.
Llegaba cada fin de semana.
Llegaba con la carga de
horas de trabajo diario.
Llegaba a sumarse a la
actividad de los demás.
Desaparecía con las
primeras horas del domingo a la noche.
Su sonrisa queda por
diversos lados junto al: “Siempre es posible”
Padre
Martin Ponce de Leon SDB