Darse cuenta
P. Fernando Pascual
10-3-2018
Darse cuenta implica tener un
corazón sensible, abierto, atento. Un corazón que capta detalles, percibe
necesidades, reconoce situaciones.
Darse cuenta es posible cuando
rompemos el círculo del egoísmo que lleva a centrarlo casi todo en nuestros
planes y deseos.
Entonces las personas y las
cosas adquieren una nueva dimensión. La mente y el corazón están abiertos a lo
que ocurre cerca o lejos.
Descubrimos entonces que un
familiar tiene un rostro más preocupado que de costumbre, y nos interesamos por
lo que le pasa.
Percibimos cómo en el tren
alguien lleva un bulto pesado y estamos atentos para ayudarle si se presenta la
ocasión.
Vemos al conductor de otro
coche como a un ser humano que tiene urgencia y que merece que alguien le ceda
el paso.
Miramos a un pobre como a un
hermano que necesita ayuda material pero, de modo más concreto, una sonrisa y
un rato de diálogo.
Resulta maravilloso vivir con
actitudes abiertas y cariñosas, gracias a las cuales nos damos cuenta de cosas
que antes pasaban casi desapercibidas.
Si vivimos así, también
podremos darnos cuenta de que Dios tiene mil detalles de cariño con nosotros y
espera que le digamos una palabra simple y fácil: gracias...