Vegetales y Biblia: almendro
Padre Pedrojosé
Ynaraja
En
hebreo se le llama Saqed, que significa vigilante.
Tanto vigila y espera impaciente la primavera, que a veces se adelanta
demasiado, llegan las postreras heladas del invierno y sufre sus consecuencias.
No se puede olvidar, no podemos olvidar los que vivimos rodeados de naturaleza
vegetal y animal, que es un simpático heraldo de que está a punto de llegar la
fecundidad de ambos reinos, acompañado el fenómeno, generalmente, de belleza
exuberante.
TALLA ROBADA
No
es un árbol de gran altura. Su madera es dura y recia. A este respecto diré que
conservaba hace años un viejo tronco en casa y un día se me ocurrió pensar que
podía convertir en talla artística. Me lo sugirió mi imaginación, que siempre
me estimula a adentrarme y experimentar en terrenos desconocidos. Con el mazo y
la gubia en ristre, le dediqué un tiempo a conseguir que se convirtiese en
imagen románica. No estaba demasiado satisfecho de mi labor, cuando comprobé un
día que me la habían robado. En vez de enojarme, sentí cierta satisfacción.
Había sido valorado mi trabajo de tal manera, que había sido digno de hurto. No
he sabido de nadie más que la trabajase, yo, animado por la substracción y por
la nobleza de esta materia, pues le gusta a uno siempre su dureza, ya que la
herramienta nunca se desvía y obedece, sea cual sea la dirección del golpe del
martillo, me hice posteriormente algún otro objeto de poca importancia. Me
satisfizo siempre la calidad de tal leño
Me
he detenido un momento en lo anterior, pues los autores consultados no hacen
ninguna referencia a ello. Dicen, y no seré yo quien lo niegue, que es
típicamente un árbol mediterráneo, de bellas flores de muy poca duración.
Reventonas de tal modo que no dejan ver las incipientes hojas que quieren
brotar simultáneamente.
EN SIETE LUGARES
En
la Biblia aparece en siete lugares, cuatro de ellos indicando que los cálices
que remataran los brazos del Candelabro, donde se verterá el aceite y quemará
la mecha, tendrán forma de flor de almendro. La redacción será evidentemente
posterior al Éxodo, pues por las arenas del Sinaí, no hay almendros.
Con
las ramas del almendro y de algún otro árbol, hará Jacob unas varas que
estimularán la fecundidad de las ovejas de su suegro de tal manera, que
conseguirá un nutrido rebaño que, si bien le toca como retribución de sus siete
años de trabajo de pastor, Labán no quiere otorgarle,
excepto las que con astucia conseguirá. (Ge 29 18 ss.)
LA ALMENDRA
El
fruto del árbol al que me vengo refiriendo es la almendra, muy apreciada en la
antigüedad y también en nuestro ahora. Un ejemplo nos lo ofrece el patriarca
Jacob; quiso que sus hijos, que habían conseguido trigo en Egipto y precisaban
volver de nuevo y entrevistarse con el faraón le regalasen tal fruto, “Díjoles su padre Israel: Siendo así, hacedlo; llevaos de lo
más fino del país en vuestras cestas, y bajad a aquel hombre un regalo, un poco
de sandácara, un poco de miel, almáciga y ládano,
pistachos y almendras” (Ge 43, 11).
ALMENDRAS AMARGAS
Aunque
no venga a cuento ahora, no puedo evitar referirme a recuerdos de mi época de
bachiller. El libro de química, al definir el cianhídrico, decía que tenía olor
a almendras amargas. En realidad, debería haber dicho que las almendras amargas
contenían cianhídrico y que por ello resultaban tóxicas. (Copio de Wikipedia:
El sabor amargo de las almendras amargas producidas por ciertos ejemplares se
debe a la presencia de benzaldehído que es el resultado de una reacción
enzimática que al mismo tiempo produce ácido cianhídrico, de alta toxicidad. El
excesivo consumo de almendras amargas es especialmente peligroso para los niños
y debe consultarse un médico de urgencias en caso de síntomas como dolores,
mareos y escozores, característicos del envenenamiento con cianuro). Y cabe
añadir que tanto las cámaras de gas de ejecución de los países que así
ajusticiaban, como las de los campos de exterminio nazi, entraba en la
composición del fluido letal, el cianuro. Me he apartado del campo bíblico al
que va dedicado este escrito y digo de paso que el terrible gas Zyklon B, no lo conseguían operando con almendras amargas,
evidentemente.
CITAS
Vuelvo,
pues, al terreno que tal vez no debiera haber abandonado.
Jeremías
1, 11 dice: “Entonces me fue dirigida la palabra de Yahveh en estos términos:
¿Qué estás viendo, Jeremías? Una rama de almendro estoy viendo. Y me dijo
Yahveh: Bien has visto. Pues así soy yo, velador de mi palabra para cumplirla”.
El
Eclesiastés dice: “cuando tiemblen los guardas de palacio y se doblen los
guerreros, se paren las moledoras, por quedar pocas, se queden a oscuras las
que miran por las ventanas, y se cierren las puertas de la calle, ahogándose el
son del molino; cundo uno se levante al canto del pájaro, y se enmudezcan todas
las canciones. También la altura da recelo, y hay sustos en el camino, florece
el almendro, está grávida la langosta, y pierde su sabor la alcaparra; y es que
el hombre se va a su eterna morada, (Qo 12, 3)
La utilización principal de las almendras en la actualidad es la confitería. El turrón típico no puede carecer de ellas, tampoco en el mazapán puede dejar de estar, ni en muchos selectos postres, amén de los helados, sin olvidad que, por tierras castellanas, no podía faltar antiguamente, en la cena de Navidad, la sopa de almendras, que a nuestro fruto molido acompañaba la leche, en la que se emulsionaban azúcar, canela y piñones.