Subjetivismo y datos duros
P. Fernando Pascual
25-4-2018
El subjetivismo, en una de sus
modalidades, supone que algo es verdad para quien lo dice simplemente porque
así lo piensa.
"El viento es frío si así
lo digo. Esta pared es blanda si así lo afirmo".
Las dos afirmaciones
anteriores parecerían diferentes. Resulta normal que uno afirme que el viento
es frío y otro diga lo contrario. Sería extraño que alguien dijese que una
pared es blanda.
Pero la distinción entre
normal y extraño puede ser vista tan subjetiva como las dos afirmaciones
anteriores en una visión subjetivista llevada hasta el extremo.
En esa visión podemos
encontrar a personas (las hay) que consideran que están en un cuerpo
equivocado, y desean tener un cuerpo diferente.
Otras personas defienden a un
líder político exaltado como salvador, cuando los expertos de economía saben
que ese líder hundirá a su país.
No falta quien niegue su
enfermedad, cuando el médico tiene en sus manos elementos más que suficientes
para afirmarla.
Un subjetivista moderado dirá
que en muchos ámbitos su teoría vale, en otros no tanto, y en algunos (como en
el caso las paredes) nadie sería subjetivista.
En realidad, el mundo
sorprende con tantas y tantas afirmaciones subjetivistas. Hay quien se siente
gato, otro que se declara atleta, y otro que dice tener 6 años, cuando ninguna
de esas personas afirma la verdad.
Por más que el subjetivismo
busque argumentos para mantenerse en pie, los datos duros, tarde o temprano,
los desmienten.
Porque por más que uno diga
que está sano, la enfermedad un día lo llevará a la tumba, si es que no a la
desesperanza por no haber intervenido a tiempo desde los consejos de médicos nada subjetivistas.
Por eso, un sano realismo, que
no implica sostener que todo es evidente, lleva a dejar a un lado subjetivismos
erróneos, relativismos y parecidos, para abrir las mentes y los corazones en
esa búsqueda continua que es tan propia de los humanos: la búsqueda de un mayor
acercamiento a la verdad.