Vegetales
y Biblia: cebada
Padre Pedrojosé Ynaraja
Advierto para empezar que, en la última
entrega dedicada al trigo, no apareció el naipe de este cereal. Probablemente
fue un olvido. Confeccionar una web semanal de tan complejo contenido y
ordenadamente, debe ser un enorme trabajo al que no he pretendido nunca
dedicarme, precisamente por lo enrevesado que intuyo es. Envío, pues, de nuevo
la carta y que el lector si le interesa, se fije en el diseño, o tal vez lo
coleccione, si así lo hace.
(El naipe del trigo estaba colgado en el
servidor. Pero por si aparecía mal o no aparecía, volvemos a presentarlo –al
final de la página— por si, en efecto, algún lector los coleccionara. - NdelE)
ESENCIAL
Hoy dedico este espacio a la cebada, un
cereal, hermanito y menos agraciado que el trigo, que no por ello dejaba de ser
esencial en la vida del pueblo bíblico. Ya en otras ocasiones he advertido que
“el pan nuestro de cada día” era pan de cebada. Tal vez también lo fue el de la
Santa Cena, si se celebró en día no solemne, lo digo porque no se han puesto de
acuerdo los autores, en qué día del conjunto de las fiestas de Pesaj ocurrió. Lo habitual era comer pan de cebada, lo
excepcional y en sabat o días de fiesta, era el de
trigo.
El de la multiplicación de los panes, sí
lo fue: “Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero
¿qué es eso para tantos? Dijo Jesús: «Haced que se recueste la gente.» Había en
el lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos
5.000. Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió
entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: Recoged los trozos sobrantes para
que nada se pierda. Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los
trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. (Jn 6,9ss).
PAN
COTIDIANO
La cebada hecha pan, era, pues, alimento
cotidiano de las gentes. Lo era también del ganado y, seguramente, elemento
fundamental de la elaboración de la cerveza. De esto último no se habla en la
Biblia, ahora bien, esta bebida era de consumo normal en el pueblo egipcio, que
lo había heredado de tiempos muy antiguos. Dado que la fermentación de su
harina se tornaba un líquido alcohólico sí, pero muy dulzón, ya los caldeos le
añadían lúpulo. Me pregunto yo porqué, si lo que pretendían era agregar algo
amargo, no escogieron raíz de genciana que es la más acre que, según dicen,
existe en el mundo vegetal. Digo que no se nombra la cerveza, pero,
seguramente, se refiere a ella cuando en más de una ocasión, el texto se
refiere a bebidas fermentadas.
39 VECES
La cebada es mencionada en la Biblia 39
veces. Destaca entre los diferentes libros el de Rut, en el que aparece 7
veces. Como me he referido más de una vez a esta historieta sagrada que, vuelvo
a decir se lee en escasos 45 minutos, sincronizado más de una vez en el aula,
voy a detenerme un rato, recordando y poniendo por escrito lo que tantas veces
dije en clase.
En principio parece una delicada
novelita rosa. Lo recalco y pregunto. ¿a qué es debido
que esté incluida entre los libros revelados? Pienso lo siguiente. Noemí con su
marido, en época de hambre, se trasladan a tierras más ricas. Emigrantes
fueron, como hoy lo son tantos. Sus dos hijos de casan con chiquillas del
lugar, que no abandonan sus costumbres. Muere el marido y ambos hijos también.
La viuda determina volver a su tierra, triste y fracasada. Noemí era una
madraza, Rut una jovencita cariñosa que no quiere abandonarla. La experiencia
de su amor, la determina a dejar su tierra y sus costumbres y abrazar y hacer
suyas las de su desolada suegra.
NOEMÍ
Noemí no había abandonado a su Dios,
pese a semejar que a ella la había desamparado. Rut se adhiere y acepta al Dios
de Noemí, no por demostraciones, ni ventajas, sino porque ha sido amada y por
ello le dice: “No insistas en que te abandone y me separe de ti, porque donde
tú vayas, yo iré, donde habites, habitaré. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios
será mi Dios”. Pasa, pues, por simple amor a formar parte del Pueblo Escogido y
más aún será linaje del que nacerá el Mesías. Enseñanza muy actual todavía, no
se trata tanto de discursos, estudios, discusiones y argumentos. El amor es lo
que más convence. Aviso para tantos. Que a Noemí me atreveré a llamarla “santa
celestina” y a Booz “calzonazos solterón” es harina
de otro costal. Que el lector me juzgue.
DOCTRINA
REVELADA
La cebada se empieza mencionar en 1, 22
y se acaba de nombrarla en 3, 17, del libro que comento. Cañamazo es, pues, del
núcleo central de la narración.
Otro ejemplo también de testimonio
femenino. La astuta, honrada y piadosa Judit, incluye harina de cebada entre
sus viandas, aquellas que le permitirán conservar la pureza legal, durante su
arriesgada aventura, que ningún otro habitante de Betulia
se atreve a emprender (Jdt 10,5).
Volviendo al cereal que nos ocupa. Es el
primero que espiga, el primero que se ofrece a la Divinidad. Evolucionando tal
ceremonia se convertiría en el Pesaj, o Pascua. Al
cabo de 49+1 días el fiel acudiría a ofrecer las de trigo, cuyo significado se
olvidó, para centrarse en la entrega de la Ley en el Sinaí, las fiestas de Shavuot, o Pentecostés, que acabamos de celebrar, judíos y
cristianos. Nosotros ponemos el acento en la solemne infusión del Espíritu
Santo.
Tengo plantadas en diversos tiestos,
semillas de trigo, de cebada y de espelta. Por ahora no se distinguen, cuando
maduren sí que se diferenciarán. Sé que la divergencia entre trigo y espelta es
mínima, de aquí que haya escrito los nombres en cada maceta. La distinción, más
que en la espiga, que es poca, se observará en el grano.
En primavera, los campos de cereales,
siempre de grandes extensiones, son de una gran belleza cuando se observan
mecidos por el suave viento y destaca su vivo verdor emanado de las lluvias tan
propias y prolijas en esta estación del año. Hierba de cereales, o de junto a
ellos, sería la que observaron los que después narraron la multiplicación de
los panes y los peces y lo especificaron (Jn 6, 10 –
Mt 14,19 – Mc6, 39).
TRIGO
Olvide decir la semana pasada, y ahora
me corrijo, que el trigo a punto de madurar, pero todavía un poco verde,
levemente tostado, es una rica chuchería, que gusta a niños, universitarios y
adultos, monjas incluidas, hablo por experiencia y lo indico por si a alguien
se le ocurre obsequiar con ello. Añado que, como encontrarlo en tal momento supone
alguna dificultad, sirve también como gustosa atención bíblica, el mismo grano
suavemente tostado y acompañado de unA bebida
compuesta de agua con un poco de selecto vinagre. (Que nadie se horrorice,
nuestros refrescos fundamentalmente son agua con algo de ácido cítrico, de la
naranja o el limón, este llamado posca, se compone de agua con ácido acético,
procedente del grano de uva. Quien lo prueba le gusta).
GRANO
TOSTADO
En cualquier momento, evocando bucólicas
estampas bíblicas, puede uno ofrecer a los invitados y leyéndoles previamente
el texto que dice: “A la hora de la comida, Booz le
dijo: Acércate aquí, puedes comer pan y mojar tu bocado en el vinagre. Ella se
sentó junto a los segadores, y él le ofreció un puñado de grano tostado. Comió
ella hasta saciarse y aun le sobró”. Y por si los comensales no quedan
satisfechos, como complemento, se sacan higos, dátiles y buen vino tinto, sin
abusar, que también son bíblicos.
P.D. Trataba de encontrar alguna pintura
de Jean-François Millet semejante a la que la pasada
semana ofrecí y que hiciera referencia a la siega, cuando me entero de que el
maravilloso y exótico Van Gogh, pintor también de tierras provenzales, le
admiraba, y hasta imitó por lo menos uno suyo, del tema que yo buscaba y que es
el que yo ofrezco aquí. En la ilustración aparecen dos espigas y sus granos,
más esbelto el trigo casi siempre, más redondeado su fruto.