UN SIGNO DE AMISTAD
Lucio del Burgo
Una vez un pastor luterano fue a visitar a un
párroco católico que era amigo suyo. Le estaba enseñando la Iglesia, le explicó
el valioso retablo, la antigüedad que tenía. Al pasar por el
Sagrario, como buen católico, el párroco hizo una reverencia, una genuflexión.
Entonces el pastor luterano le preguntó por qué hacía este gesto. El párroco le
explicó: <<nosotros creemos en la presencia real de Cristo en la
Eucaristía. Lo que sobra del pan consagrado lo reservamos en el Sagrario para
la comunión de los enfermos y para la adoración de los fieles”.
-“¿Y todos creen estas cosas o es cuestión de una
corriente en la Iglesia católica?”
-“Sí, es una fe de la Iglesia que viene de hace
muchos siglos. El día del Corpus Christi se organiza una procesión que es una
forma de adoración”.
Le responde el pastor luterano y le di ce estas
palabras significativas: “Oye, esto es demasiado fuerte. La verdad es que si yo
creyera en que Cristo está presente en la Eucaristía yo no me retiraría de su
lado, pasaría largos ratos en su presencia”.
Hoy en la sociedad hay mucha gente sola, no tiene
con quien hablar un rato. Hay que ser confesores para tocar muy de cerca este
fenómeno de la sociedad: tanta gente sola caminando por las calles. No
olvidemos esta presencia de Cristo en medio de nosotros. Puede ahuyentar
nuestra soledad y llenarla de su presencia.
<<Yo
estaré con vosotros hasta el final de los tiempos>>.
Cuentan de Santa Teresa que cuando iba a las
fundaciones detenían la caravana y visitaban la Iglesia del lugar por donde
pasaban. Adoraban el Santísimo Sacramento y celebraban la Eucaristía. Si la
Iglesia estaba cerrada y no había posibilidad de entrar, desde la misma puerta
adoraban el Santísimo Sacramento. Teresa tenía una devoción muy especial a la
Eucaristía, en ella experimentó la mayor unión con Dios. En ella gustó fenómenos extraordinarios.
¡Cuántas bendiciones ha supuesto la presencia de
Cristo en la Eucaristía ¿Cuántas horas han empleado
los Santos desahogando su corazón e intercediendo por el mundo!
Hay momentos de la vida que sangra nuestro corazón y
no encontramos soluciones a nuestros problemas. ¡Nos queda el recurso de estar
ante el Sagrario! ¡Su presencia nos alienta!