Irreversible
P. Fernando Pascual
23-6-2018
La palabra irreversible
aparece en diversos contextos y con significados similares.
Por ejemplo, cuando se afirma
que una ley es irreversible, o que un proceso no tiene marcha atrás, o que
estos acuerdos no serán modificados, etc.
En realidad, al usar la
palabra irreversible se expresa una valoración que muchas veces coincide con un
deseo: el deseo de que esto no cambie en el futuro.
La vida, sin embargo, encierra
mil sorpresas. Aquella decisión declarada irreversible es modificada
radicalmente después de años (o incluso de meses).
¿Por qué tantas cosas
declaradas como irreversibles no lo son? Porque el ser humano conserva una
libertad que le permite no solo rechazar lo decidido por otros, sino "volver
atrás", recuperar una situación anterior, o dar pasos hacia horizontes
totalmente novedosos.
Un poco de prudencia, de
sentido común (tan olvidado) y de serenidad, llevaría a muchos periodistas,
políticos, estudiosos, a no usar la palabra irreversible como adjetivo, y a
reconocer cuántas posibilidades existen ante nosotros.
Desde luego, con el pasar del
tiempo se descubrirá que un proceso ha provocado cambios tan radicales que el
"volver atrás" parece muy difícil, casi imposible.
Por ejemplo, la introducción
de las armas de fuego en la guerra ha dejado "fuera de lugar" el uso
de lanzas y flechas como instrumentos eficaces para el combate.
Pero ni siquiera en esos casos
resulta imposible un recurso a ideas, instrumentos y modos de actuar
"superados". También entre nosotros hay quienes pueden matar a otros
con un arco y una flecha...
En el camino de la historia
muy pocas instituciones, costumbres, técnicas, son "irreversibles".
No solo por esa libertad que tanto nos sorprende, sino porque el mismo proceso
humano está lleno de saltos en todas las direcciones. También hacia aquellas
declaradas como "superadas" que, de repente, se hacen nuevamente
presentes entre nosotros...